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El resto de la semana fue un infierno para Jackson. ¿Por qué? Pues porque él mismo se lo había buscado. Además de eso, el ambiente en general estaba tenso. La única persona que iba y venía, completamente ignorante de cualquier tensión era Youngjae, quien a menudo volvía con Mark del trabajo para "ver a sus amigos" y, de paso, traer algún mandado de su madre.

Sin embargo, Bambam permanecía callado, obviamente estresado por algo. De vez en cuando se le oía gritar desde su cuarto y lanzar cosas, para luego salir, con el rostro sin expresión alguna, a tomarse un vaso de agua y ver la televisión un rato. Yugyeom apenas salía de su cuarto. Iba a su trabajo de medio tiempo como si fuera un robot y luego regresaba y se metía en su habitación. Solamente salía a bañarse y comer. Jinyoung no había vuelto aun de casa de sus padres. Ni siquiera había llamado o dejado algún recado. A nadie le resultó extraño, después de todo, era su casa, pero era obvio que Yugyeom se estaba trepando mentalmente por las paredes. Su celo ya había pasado hacía un par de días, y aun así, se notaba que no estaba tranquilo, ni de cerca.

Pero, a pesar de todo, lo que más traía a Jackson de los nervios no era ninguna de esas cosas. Para nada. Él podría haber ignorado esos problemas de los demás y seguir con su vida, completamente tranquilo. Sí, él podría hacerlo, si no fuera porque tenía sus propios problemas personales para estresarse. Día y noche. Si no era una cosa entonces era la otra.
En otras palabras: si no era Mark, entonces era Jaebum.

Mark en sí, no lo hacía con malas intenciones, pero era imposible que no reaccionara cuando Jaebum estaba actuando completamente competitivo con él en todo, dejándole caer comentarios sagaces, mirándolo desafiante. Y, por supuesto, la reacción de Mark no era hacia Jaebum, sino hacia Jackson.

¨Te dije que esto iba a traer problemas¨ ¨ ¿Qué demonios sucedió para que esté actuando así?¨

Y preguntas por el estilo. Cada día Mark insistía en que deberían irse cuanto antes. Incluso tenía planeado tomar otro trabajo durante sus días libres para ganar más dinero. No quería ver a Jackson estresado y triste, y, sobre todo, no quería seguir soportando la testosterona de Jaebum.

Sin embargo eso era manejable. Jackson solo necesitaba actuar lindo para Mark, asegurarle que todo iba a estar bien, dejar que su olor a sándalo lo calmara y eso era más que suficiente para quitárselo de encima por un rato. Jackson sabía manejar a Mark. No en vano llevaba casi toda su vida con él.

Al que no sabía manejar era a Jaebum.

Era imposible de manejar.

Si Jaebum le había parecido un alfa calmado, equilibrado, gentil y atento, era porque no lo conocía por completo.

Sí, Jaebum era todo eso. Pero también era algo más. No era controlador, pero era posesivo. No era insistente pero tenía seguridad. No era un acosador, pero era sensual. Y todo eso arrollaba a Jackson de una forma que lo hacía incapaz de pensar, de sumar dos más dos y obtener cuatro. Jaebum se estaba metiendo aún más debajo de su piel. Si eso ya era posible. Y Jackson simplemente ya no sabía qué hacer para evitarlo, de hecho, por no saber, no sabía ni siquiera si quería evitarlo.

Cada vez que podía, J.B. lo miraba, lo acariciaba, le decía cosas al oído. Muy sutilmente a veces, otras, casi con violencia. Como si sintiera la necesidad de reclamarlo.

No era como si Jackson no lo entendiera. Lo entendía, por supuesto que sí. Lo jodido del asunto era que no podía corresponderle, y eso hacía su garganta secarse, como si caminara por un desierto infernal. Su cuerpo le ardía cada vez que Jaebum se acercaba a él y decía su nombre con esa voz tan sexy que tenía. O cada vez que rozaba distraídamente su cintura o cuando lo miraba fijo por encima de la mesa mientras comían. Jaebum estaba atacándolo con todo, y él allí, de bestia, no pudiendo ni siquiera dejarse llevar.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora