20🐾

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Cuando Bambam y Jackson regresaron se sorprendieron al ver la puerta de la habitación de Yugyeom abierta. Al entrar y ver la escena no pudieron evitar preocuparse pero todo parecía indicar que no habían hecho ninguna locura. Decidieron que lo mejor sería dejarlos hacer lo que quisieran. Al fin y al cabo, tanto Yugyeom como Jinyoung eran lo suficientemente grandes como para decidir qué hacer con su vida, por mucho que les preocupara lo lastimados que pudieran salir de toda esa situación.

Bambam solo dejó las medicinas sobre la mesa auxiliar de Yugyeom. Los miró por un momento, ambos dormían tan plácidamente. Un humano y un híbrido, como si no hubiera nada mal con eso, como si fuera simplemente hermoso y natural. Se giró a mirar a Jackson que seguía de pie cerca del umbral de la puerta.

¿Por qué las cosas tenían que ser tan diferentes para unos y para otros?

Sintió que su teléfono vibraba y salió del cuarto cerrando cuidadosamente la puerta mientras contestaba la llamada sin fijarse en el número.

-Oigo…- contestó, sin alzar mucho la voz.

Una risa algo irritante le contestó del otro lado de la línea.

-Eso fue más rápido de lo que pensaba.- Una voz que le sonaba desagradablemente familiar.

-¿Qué demonios está mal contigo?- Bambam cambió enseguida el tono de su voz, haciendo que Jackson alzara las cejas en su dirección. Un gesto de su mano le indicó al mayor que no se preocupara y se retiró para continuar  con su llamada escaleras abajo.

-No creo que haya nada mal conmigo.

-¿De qué se trata todo eso? ¿Quién eres?

-Te dije que sería bueno que recordaras mi nombre.

-Sé que te llamas Kim Mingyu, pero eso no me dice nada… ¿A dónde quieres llegar con todo esto? ¿Qué quieres de mí?

-Ya te dije: domesticarte.

Bambam apretó el teléfono.

-Deja de jugar y solo déjame tranquilo. Estoy seguro que si eres el gran mafioso que pareces ser habrás de tener a cualquier otro omega que quieras a tu disposición. No necesitas seguir jodiéndome.

-Pero yo no quiero a ningún otro omega. Te quiero a ti, Kumpimook.

La forma en la Mingyu decía su nombre, su verdadero nombre, lo hacía sobrecogerse. Hacía años que no escuchaba a nadie llamarle así.

-¿Y para que rayos me quieres?

-Eres interesante.

-Te aseguro que no.

-Lograste resistir mis encantos…

-Eso no me hace interesante, el interesante eres tú, quien cree que todos tenemos que caer rendidos ante tu complejo de sugar daddy… interesante para un psiquiatra, por supuesto.

Mingyu se rió.

-Sabes que por decirme algo así puede que te metas en serios problemas.

-¿Crees que me importa?

La verdad era que si le importaba, no sabía que tan peligroso podía llegar a ser Mingyu, pero la distancia y la seguridad que le brindaba saber que solo era una llamada telefónica lo hacían sentirse valiente.

-Cada vez me gustas más… Kumpimook.

-No me llames así.

-Ese es tu nombre.

-No me gusta.

-No me importa. No te llamaré como todos los demás, yo no soy como todos los demás, y sería bueno que lo fueras sabiendo.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora