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Cuando Jaebum tenía algo rondando su mente se volvía más que obvio. Usualmente se ponía a hacer cualquier cosa, con la intención de distraerse, pero solo conseguía terminar trabajando más de la cuenta con la cabeza en cualquier lugar menos en lo que estaba haciendo.

Por eso, para cuando dieron las diez de la mañana, ya Jaebum había limpiado el piso de toda la casa, había quitado el polvo, lavado su ropa y la de Bambam también, de paso. Había aspirado las alfombras, había clasificado toda la basura y había preparado el almuerzo. La razón por la cual Jaebum estaba tan… ocupado, no era otra que Jackson.

Lo que había pasado la noche anterior aún seguía repitiéndose en su mente como un eco irritante. Las palabras de Mark: "cada cosa que le haces lo lastima. Cada mirada, cada palabra, cada caricia. Solo lo estas rompiendo más y más." mientras más pensaba, menos sentido le encontraba. Él no quería lastimar a Jackson, para nada. Si Jackson no le importara, fueran muy distintas las cosas que hubieran pasado. Era verdad que se había ido un poco fuera de borda, que le costaba trabajo mantenerse bajo control cuando estaba cerca de él, pero no tenía mala intenciones. De hecho, ni siquiera quería realmente pelear con Mark o algo así, solo se sentía celoso. Celoso e irritado. Cuando lo veía simplemente le molestaba. Pero él no era ese tipo de persona, él no era violento o irracional.

Sí, eso.

Él nunca lastimaría a Jackson. Y se lo tenía que demostrar, tanto a él, como a Mark. Además, Jackson era un adulto, capaz de tomar sus propias decisiones. Si lograra hacer que Jackson admitiera que también se sentía atraído hacia él de alguna manera, entonces tal vez… tal vez…
Lo único que J.B. no quería imaginarse era un desenlace en el cual Jackson no terminaba a su lado.

Cuando apagó lo que tenía en el fuego y se puso a fregar lo que había utilizado para cocinar, su vista se desvió distraídamente hacia el reloj de la cocina. Ya eran las diez y cinco minutos. Recordó vagamente lo que había oído por la mañana. Al parecer Jackson también estaba con la gripe rara que había estado Yugyeom. No se había atrevido a entrar a su cuarto debido a que no sabría cómo hablar con él, o como tratarlo, además, no estaba seguro de si Jackson querría verlo después de haberle mostrado una actitud tan patética como la que había mostrado mientras discutía con Mark.

Le preocupaba, claro que le preocupaba. Pero al que habían dejado a cargo de Jackson había sido a Bambam, no a él. Si quería hacer las cosas bien, debía ser respetuoso y no imponerse a sí mismo.

Sin embargo, justo mientras esa serie de pensamientos serios y responsables desfilaban por su mente, Bambam bajó las escaleras como una exhalación, su rostro enrojecido y el cabello algo despeinado. Aun se estaba poniendo una camiseta, fue hasta la puerta, se tiró un abrigo encima, se puso los zapatos y salió. Sin decir nada, sin hacer nada. Solo salió.

J.B. se asomó por la ventana y lo vio enfilar, con paso rápido hasta la calle donde en menos de treinta segundos ya había parado un taxi y había desaparecido de su campo visual.

Definitivamente había algo raro pasando con Bambam.

J.B. volvió a su labor y terminó de fregar, con calma. Lo puso todo en su lugar y limpió la meseta, guardó los ingredientes y dio por concluida su labor.

Entonces fue que cayó en cuenta.

Si Bambam se había ido, entonces no había nadie para darle su medicina a Jackson.

Jaebum chasqueó la lengua y se pasó una mano por el cabello.

No había otra solución.

Tenía que subir él mismo.

Tocó suavemente y esperó por unos segundos. Al no recibir respuesta decidió entrar, así que empujó la puerta, despacio, asegurándose de no hacer mucho ruido. No tardó en divisar a Jackson sobre su cama, aparentemente dormido, tapado con sus sábanas. No parecía estar tan mal, al menos estaba descansando.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora