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Im Hyejin se dejó caer pesadamente en el sofá del salón. Un suspiro de cansancio abandonó su cuerpo a la vez que observaba el amplio jardín a través de la ventana. Probablemente ya hubiera pasado el mediodía, pero desde que no tenía que acudir a trabajar sus horarios se habían vuelto un desorden de ansiedad y dormir sin control alguno que provocaba que las horas fueran insípidas. Su aspecto había mejorado considerablemente a cuando estaba fingiendo una crisis, sin embargo, aun podía notarse un rictus de preocupación en su mirada. El enojo y la frustración todavía daban vueltas en ella. Ya había pasado casi una semana y no había tenido noticias de Changkyun desde que éste  se había ido de la casa. Ya su marido le había dejado caer en varias ocasiones la idea de que posiblemente Mingyu se hubiera encargado de él y ella realmente no lo dudaba del todo. Estaba consciente de que enviar a un chico medio inútil como Changkyun a asesinar a un jefe de la mafia había sido un poco o, más bien, demasiado descabellado, pero ese chico era la única pieza usable que le quedaba en esos momentos.

En su mano se mecía un trago de la primera bebida que había encontrado. El alcohol se había convertido en su más fiel compañero durante los últimos días, mientras la espera la consumía a pasos agigantados. Aun así, sus esperanzas no morían. Seguía esperando por noticias de Changkyun, especialmente ahora que nadie quería hacer un trabajo sucio si era en contra de Kim Mingyu. El animal no era tonto, probablemente había diseminado advertencias por doquier y nadie, ni en los barrios bajos, ni en la ciudad, parecía dispuesto a meterse con él. Menos aún matarlo. Especialmente no por las sumas de dinero que ella podía ofrecer.

—Amor. —la voz de su marido la hizo rodar los ojos, fastidiada. Detestaba cuando aparecía de la nada, silencioso y rastrero, a interrumpir sus pensamientos.

—No me llames así. ¿Qué quieres ahora?
Su esposo apareció en su campo visual, rodeando el sillón para tomar asiento junto a ella, extrañamente cerca, consiguiendo que la señora Im se incomodara visiblemente, tratando de apartarse de aquella para nada natural actitud afable.

—Changkyun me escribió hace un segundo —contestó él, mostrando su móvil distraídamente antes de guardarlo en su bolsillo, como si eso le sirviera a Hyejin para entender—, dice que veamos la TV.

—¿Te escribió a ti? —él asintió— y la TV… ¿Para qué?

—No sé. Dijo que era una sorpresa.

—Oh… —no pudo evitar emocionarse, ignorando su incomodidad por un segundo— ¿crees que lo haya hecho?

—Veamos de qué se trata —el señor Im buscó el mando a distancia con la vista, estirándose para agarrarlo una vez lo hubo encontrado encima de la mesa frente al sofá—. Él solo me dijo que sería eso… una sorpresa.



—¿Realmente es necesario dar una conferencia de prensa para esto? —preguntó Changkyun por la que ya se sentía como enésima vez—. Hay un montón de reporteros, solo fue una convocatoria de la compañía. ¿Por qué vendrán tantas agencias de prensa?

—Sí, es necesario —Jun le contestó con la misma calma que le había contestado las otras veces, sin realmente prestarle mucha atención—. Esta compañía tiene gran atención debido a todo el asunto de los híbridos. Estaban los rumores sobre productos clandestinos para híbridos y ahora se habla sobre una posible abertura del mercado para estos productos. La posición de esta compañía respecto a eso llama la atención de los medios por tratarse de uno de los grandes de la farmacéutica. Además, ya te explicamos en qué consiste tu trabajo. Serás la pantalla, la distracción, el punto donde se enfoque toda la atención. Im Pharmaceuticals es una empresa grande. Tiene demasiada atención y eso no conviene, para los cambios “administrativos” que estamos realizando. Tú solo di lo que te dijimos que tenías que decir y todo estará bien. La atención recaerá sobre ti y eso es justo lo que queremos.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora