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Al detener el auto frente a la casa, Jinyoung miró la pantalla de su celular por enésima vez.  Había intentado llamar un par de veces a Yugyeom, pero éste simplemente no contestaba. La preocupación se adueñó de él cuando comenzó a sentir cierta intranquilidad en su enlace. Podía notar a Yugyeom nervioso e incómodo y sabía muy bien que la causa de ello, probablemente fuera la presencia de Jaebum de vuelta en su casa. Los había advertido a ambos, pero no podía pretender que el humano simplemente no dijera o hiciera nada después de todo lo que había sucedido, y mucho menos ahora, que sabía que Yugyeom era un híbrido.

Se bajó del auto con cierta prisa. Ya era bastante tarde. La noche estaba bien asentada y desde afuera había visto las luces encendidas. A medida que se acercaba, podía sentir mejor la incomodidad de Yugyeom. Temió que Jaebum pudiera estar siendo cruel con él, o que estuvieran teniendo una conversación desagradable, así que abrió la puerta con cierta urgencia, su vista paseándose en todas direcciones.

-¡Hyung, ya! ¡Detente! -Un chillido agudo atravesó el aire en ese instante.
No tuvo que escuchar dos veces para saber que se trataba de Yugyeom. Su voz provenía desde la sala, así que corrió hacia allí, previendo el peor escenario posible.

-Solo será un momento. -Escuchó a Jaebum y justo cuando se asomó, confirmó sus sospechas.

Jaebum lo estaba molestando y ése, definitivamente, era el peor escenario posible.

Yugyeom estaba sobre la alfombra. Rojo hasta las orejas. Su cabello y ropas desarreglados complementaban una imagen bastante desorganizada. Especialmente por el hecho de que Jaebum estaba encima de él, jalándole los pantalones hacia abajo mientras el menor tiraba fuertemente de ellos en sentido contrario.

-¡Hyung! ¡En serio, no me…! - Yugyeom iba a seguir quejándose pero sintió la presencia de Jinyoung en ese momento, desviando su vista hacia él-. Hyung… -lo llamó con tono lastimero, haciendo un puchero en su dirección, casi a punto de llorar.
Jaebum se percató también, girándose para enfrentar la mirada iracunda del otro alfa, de repente luciendo culpable.

-Jinyoung-ah…

-Quítale tus manos de encima antes de que te mate con una silla. -gruñó, sus puños temblando de ira.

Jaebum dejó ir a Yugyeom, quien enseguida se arrastró, alejándose, a la vez que componía su ropa.

-Oye, no pienses mal, yo solo estaba…

-¿Estás bien? -Jinyoung lo ignoró, su atención fija en su omega. Yugyeom asintió a modo de respuesta, luciendo avergonzado-. Bien. -Pudo sentir que lo estaba, sólo le llegaba un poco de agitación. Yugyeom no estaba asustado ni lastimado, incluso la incomodidad de antes ya había desaparecido casi por completo, dando paso a una suave emoción, muy parecida a la que sentía él cuando veía de nuevo al menor después de un largo día-. Y tú… -Esta vez se dirigió a Jaebum-. Ven conmigo.

El mayor se puso de pie, luciendo aún bastante avergonzado.

-Oye, no lo tomes a mal, solo estábamos…

Una vez más, Jinyoung no lo dejó terminar de hablar. Solo se dio la vuelta, caminando rumbo a la habitación que se usaba para matar el rato. Jaebum lo siguió, sabiendo que Jinyoung querría hablar con él aun si le insistía en que no estaba sucediendo lo que probablemente el menor pensaba.

Una vez allí, Jinyoung cerró la puerta y se cruzó de brazos, enfrentando a Jaebum.

-Antes de que digas nada, te voy a aclarar una cosa. Yugyeom es mío. -enfatizó en la última palabra con una inflexión de su voz-. Y no lo digo porque quieras quitármelo o algo así, lo digo para que entiendas que cualquier cosa que le hagas va a hacer que mis celos y mis instintos asesinos afloren.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora