Epílogo segundo

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Jinyoung salió del auto y automáticamente pudo sentir como el intenso sol de la tarde lastimaba sus ojos. Usó su propia mano como visera para ver hacia el cielo, constatando la ausencia de nubes, ayudando a que la tarde fuera aún más calurosa. Dentro del auto, el aire acondicionado había ayudado a mantener cierta frescura, pero ahora, a la intemperie, se sintió hervir en cuanto puso un pie fuera.

Aun así, no se quejó, era lo normal en verano. Simplemente arremangó su camisa y desabrochó el más alto de sus botones, desembarazándose del calor que la vestimenta formal siempre le producía. Avanzó hacia el interior del edificio, agradeciendo enseguida la frescura del lugar. La chica en la recepción ya lo conocía, así que solo intercambiaron un par de leves reverencias antes de que Jinyoung siguiera de largo, dirigiéndose al ascensor. Un par de minutos después, llegó al piso donde trabajaba Yugyeom. Un pequeño estudio de baile donde se impartían clases para todas las edades. Yugyeom trabajaba con el grupo de los niños. Sus edades iban de los cinco años a los trece y Jinyoung al principio pensó que algo así sería difícil para Yugyeom. Su omega no era precisamente lo más organizado y respetable que existía y, aun si no le dijo, tuvo el presentimiento de que esos niños iban a hacerle el bullying de su vida.
Sin embargo, no fue así. Yugyeom había sido contratado por su habilidad con el baile, apariencia amable y, sí, por extraño que pareciera, su condición de híbrido le ayudó a conseguir el trabajo.

“Los niños amarán tener un profesor híbrido, más aun si es un lobo. Son muy populares últimamente.”

Jinyoung también se preocupó al saber eso. Le sonaba levemente incómodo que solo quisieran a Yugyeom por ser un híbrido. Como si fuera alguna atracción de circo. Pero, una vez más, fueron temores innecesarios. Su talento como bailarín era realmente apreciado y sus atributos de híbrido solo contribuían a mantener el interés de los niños y a crearles confianza. Yugyeom, además, se desenvolvía muy bien con ellos y sus clases eran muy bien recibidas. Sería difícil describir la paz que eso le brindaba. Saber que su omega estaba haciendo algo que le gustaba, legal y dignamente, sin tener que ocultarse o temer nada era lo único que sentía que necesitaba en su vida, y ahora que lo tenía, ya nada más le preocupaba.

Aun si él seguía haciendo trabajos de legalidad un poco dudosa. Ya le había cogido el gusto de todos modos.

Llegó justo a tiempo para ver el final de la clase. Desde afuera, podía observar el estudio, las puertas y ventanas de cristal estaban allí para eso. Había varios padres esperando a sus hijos. Señoras tranquilas y algún que otro empleado. Los estudiantes de Yugyeom eran en su mayoría hijos de familias acomodadas, era lo normal en esa zona, y aun podía notar cierta reticencia en algunos de aquellos adultos. Miraban con algo de desprecio a aquel profesor de cabellos grises y grandes orejas de lobo, sin embargo, para Jinyoung no había nada más hermoso que eso, lo demás carecía de importancia.

Eran pocas las ocasiones en las que Jinyoung había podido ver a Yugyeom trabajar, la mayoría de las veces que podía pasar a recogerlo al trabajo era ya tarde y Yugyeom estaba haciendo otras cosas como limpiar el estudio o ensayando por sí mismo. Esta vez pudo verlo con los niños, pudo ver su sonrisa amplia y la forma en la que parecía disfrutar aquello tanto como los pequeños. Sus cabellos grises se pegaban a su frente y sus orejas estaban paradas sobre su cabeza, alertas, denotando alegría y despreocupación. Era cierto que se veía enorme entre aquellos niños, su metro ochenta y tres pareciéndole titánico a los pequeños, pero, aun así, parecía a veces otro niño, apenas un cachorro que celebraba con enormes risas cada vez que lograban completar la rutina entre todos.

—No logro acostumbrarme —comentó una señora a su lado, hablando con otra, ambas probablemente estaban esperando a sus hijos—. Es como un perro, solo inscribí a mi niño aquí porque me lo pidió mucho. Sin embargo, no sé… ¿esos híbridos no transmiten enfermedades o algo así? Juro que me erizo cada vez que lo veo acariciar el cabello de alguno de los chicos. ¿Y si tiene pulgas?

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora