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Cruzar la calle nunca había supuesto tanto esfuerzo como lo estaba suponiendo aquel día. Mientras caminaba, Mark sentía como se iba poniendo cada vez más nervioso. A pesar de su resolución de hacía solo unos minutos, ahora estaba enfrentando un arduo debate mental sobre qué actitud tomar o qué decir cuando estuviera frente a Youngjae.

Al llegar a la tienda, fue recibido por una mirada demasiado agria para ser normal, cortesía de la señora Choi, quien ese día en particular parecía estar más incómoda de lo usual con su presencia.

-Buenos días.- la saludó e incluso tuvo la precaución de inclinarse más de lo normal.

-Buenos días.- le contestó ella sin ocultar el tono de desagrado en su voz.- Hoy llegas un poco tarde y ayer te fuiste a mitad del día. ¿Debería tomar esos detalles en consideración, señor Tuan?

Mark puso todo de su parte para que no se reflejara en su rostro lo que realmente estaba sintiendo.

-Le aseguro que no se volverá a repetir.

-Eso espero.

-No se preocupe.

Mark permaneció en su sitio junto a la puerta mientras observaba como la madre de Youngjae terminaba de guardar algunas cosas en su bolso antes de salir.

-Espero que hoy no haya ningún problema.- le dijo antes de salir. Mark la observó mientras se alejaba rumbo a su trabajo y dejó salir la mueca de desagrado que mortificaba su rostro desde hacía un rato.

-Hyung…- escuchó la voz de Youngjae a sus espaldas y esto lo hizo ponerse rígido de repente. Se giró, tratando de fingir indiferencia, pero fue inútil. Se notaba la incomodidad en cada uno de sus gestos. Youngjae estaba poniéndose la bata, con una tostada en la boca.- Hola… Realmente pensé que no te vería por un par de días.

-Pues aquí me tienes…- Mark se reprendió mentalmente. ¿En serio no se le podía haber ocurrido nada mejor que decir?

-Sí, ya veo.- Youngjae sonrió y Mark sintió como si su mundo se sacudiera. ¿Por qué ahora todo se sentía tan distinto?

-¿Qui-quieres hablar al respecto?- Mark avanzó unos pasos más. Sentía deseos de estar más cerca de él. El Youngjae de esa mañana le parecía mucho más lindo que de costumbre.

-Me encantaría, hyung…- Youngjae amplió su sonrisa y verificó la hora en su celular.- Pero creo que, si lo hago, llegaré tarde. Hoy tengo seminario… Pero debería terminar temprano. ¿Crees que podamos hablar en la tarde?

-Oh, sí, claro. Está bien.- Mark también esbozó una sonrisa incómoda y puso sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, ya sin saber qué otra cosa hacer con ellas.

-Entonces me voy ya. Ten un buen día.- Youngjae terminó con la tostada y recogió su mochila. Al dirigirse a la salida se detuvo frente a Mark. Lo miró a los ojos, con una expresión completamente distinta a la que había tenido puesta hacía apenas unos segundos. Notó como Mark tragaba en seco. Sin darle oportunidad a decir o hacer nada, se inclinó sobre él y dejó un inocente beso sobre los labios del mayor. Solo un simple beso antes de irse. No miró atrás y solo salió. Su corazón latía demasiado duro dentro de su pecho, pero estaba complacido consigo mismo por haberlo hecho.

Tenía que dejar sus intenciones bien claras.

No pudo ver como Mark se llevaba una mano a sus labios y se quedaba mirando al vacío, absolutamente sorprendido.

Youngjae olía a Youngjae. Esta vez no había ningún aroma extraño bloqueándolo. Era solo el tenue olor del chico, su fragancia a lavanda… Mark sintió como su cuerpo reaccionaba, inconforme con la situación, deseoso de más. La mano que tenía en sus labios fue hasta su cabello y lo revolvió con fuerza.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora