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Había cosas que Mark podía soportar.

Podía soportar que otros alfas lo desafiaran, no había necesidad de confrontarse con cualquier idiota por ahí, era más sencillo simplemente ignorarlos.

Podía soportar las malcriadeces de Jackson, no en vano, llevaba prácticamente toda su vida con él, entendía a la perfección los cambios de humor del omega menor.

Podía soportar a los humanos, eso lo había aprendido por las malas.

Podía soportar a otros omegas, podía soportar que intentaran acercársele, o que le faltaran al respeto.

Se sentía muy orgulloso de su propio autocontrol.

Pero Mark también tenía cosas que definitivamente no podía soportar. Sabía que cuando su sangre hervía de esa manera era casi imposible frenarlo.

Mark no toleraba que jugaran con lo que era suyo. No le gustaba usar la palabra celoso para describirse a sí mismo, pero en lo profundo de su mente sabía que ese era el adjetivo que más se le acercaba.

Por eso cuando vio a Youngjae saludar a esa chica con su sonrisa radiante, conversar con ella e indicarle, con un gesto de su mano, que esperara por él, hubo algo en su interior que se salió por completo de control.

Nadie podría adivinar, por la cara que tenía puesta, el sinfín de cosas que estaba pensando. Porque, a pesar de todo, de sus miedos y sus inseguridades, Youngjae era suyo.

Youngjae era su omega.

Y aún no había nacido en este mundo la persona que pudiera coquetear con su omega de esa forma tan abierta y descarada.

La ira hervía en su interior mientras los estertores de su autocontrol hacían lo posible por mantenerlo todo en su lugar. Su raciocinio trabajando a todo lo que daba, recordándole que Youngjae no era un híbrido, no era un omega sumiso y tranquilo al cual pudiera intimidar. Youngjae era un humano, sí, era su omega, pero además de eso, era un humano con quien tenía una ¨relación casual¨.

Se vio tentado a salir y decirle a la tipa aquella que no se volviera a acercar a Youngjae, que él le pertenecía y si quería algo de la tienda, que se lo preguntara a él, que para eso estaba trabajando allí durante casi todo el día.

Pero no, ¿qué tan humanamente ridículo seria eso?

Tenía que controlarse, o de lo contrario Youngjae terminaría enterándose de todo y eso era lo último que quería que sucediera.

Notó su propio olor revolviéndose, su alfa interior pidiéndole que marcara al omega de una vez por todas, que lo reclamara. Esa sería la única solución para todas esas inseguridades.

Pero una vez más, suspiró, dejó salir todo el aire y trató de relajarse. Y casi lo consigue, casi...

Pero realmente no creía a Youngjae capaz de ponerse unos pantalones así.

¿De dónde rayos había sacado esos jeans?

Esa fue la gota que colmó el vaso.

No iba a soportar que su omega saliera por ahí con otra persona y mucho menos luciendo así. Su cuerpo actuó más rápido que su mente. Sus instintos se dispararon y apenas midió su fuerza cuando tiró del brazo de Youngjae y cerró la puerta. Se sintió como un animal, pero, al fin y al cabo, eso era lo que era.

-¿Adónde crees que vas vestido así, Youngjae?

Sintió como el humano se encogía un poco, eso lo hizo sentirse bien, en control, su lado dominante estaba completamente a cargo ahora.

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora