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-Como esto sea otro de tus inventos…- la mujer se giró ligeramente para abrir una de las gavetas de su escritorio.

-…me harás pagarlo con creces, ya lo sé.- Yuto rodó los ojos, recostándose cómodamente contra el respaldo del sofá en el que se había invitado a sí mismo a sentarse.- Tus amenazas siempre son las mismas.

-No quieres verme cumplirlas, créeme.- extrajo un delgado fajo de billetes y lo lanzó sobre la superficie de madera, dejando que se deslizara casi hasta el borde.- Aquí tienes tu pago.

Yuto se levantó, perezosamente, mascando con descuido un chicle que llevaba más tiempo del necesario en su boca. Agarró el dinero y lo contó con una rápida ojeada.

-¿Esto es todo?- en su voz se notaba la carga del reproche.- La información que te acabo de dar vale más que esto.

La dura mirada de la humana cayó sobre él. Im Hyejin le había dado a su hijo la misma mirada fría y penetrante. Su cabello negro, impecablemente recogido en una coleta, solo la hacía lucir más imponente. Yuto, sin embargo, ya estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de personas. Para él, esa mirada era todo menos intimidante.

-Solo me dijiste que habías logrado infiltrarte en el grupo de ese animal. Que tenías acceso a su información y que, al parecer, se ha enlazado con un omega. ¿Qué crees que resuelvo con eso? No debería ni siquiera pagarte. Desapareces una semana entera, no sé nada de ti en todo ese tiempo y ahora caes del cielo como si trajeras un milagro. Perdóname si no me pongo de pie y te aplaudo, pero no veo los resultados.

Yuto dejó salir una sonrisa autosuficiente. El fajo de billetes fue a parar directamente a su bolsillo trasero. Aun si no le parecía suficiente, prefería asegurarlo.

-Verás los resultados muy pronto. Mingyu ya está teniendo conflictos internos. Sus tres hombres de más confianza lo han traicionado. Ya no tiene el mismo poder dentro de su manada. Eso solo traerá desorden y caos.- hizo un sonido gracioso a la vez que sus manos hacían mímica de una explosión.- Y ahí… es donde se da el golpe final. Muy pronto el grupo de Mingyu será historia e Im Pharmaceuticals tendrá el dominio de toda esta zona.

-Te equivocas.- Hyejin no se mostró impresionada por el pequeño teatro de Yuto.- La zona será dominada por el grupo de Adachi. El nombre de mi compañía no debe aparecer en ningún renglón de esta historia.

-Sí, sí, claro…- Yuto hizo un gesto descuidado, dando ese asunto por sentado. Caminó un poco alrededor de la oficina, siendo seguido cuidadosamente por los afilados ojos de la señora.- No debes preocuparte por eso. Yo asumiré la carga de tus pecados. Mi grupo será quien controle el asunto y tú tendrás tu mercado y tu materia prima asegurados.- acarició una escultura de madera que había junto a un librero.

-Explícame algo…- Yuto dejó de prestarle atención a la talla y se giró hacia ella.- ¿Cómo conseguiste toda esa información?

Ah, no…- de nuevo esa sonrisa autosuficiente.- Un buen mago jamás revela sus trucos.

-No eres un mago, Adachi. Eres una rata, rastrero y sucio, no quieras ennoblecer tu vulgar existencia.

-Lo dice la persona que me paga por poner en acción mis talentos rastreros y sucios. No hay mucha diferencia entre nosotros dos… solo que yo no me paso el día sentado frente a un escritorio.

-¿Y el otro asunto?- la señora Im permaneció inmutable. Las palabras de Yuto le importaban bien poco.

-¿Tu hijo?

Ella lo miró por toda respuesta.

-No hay grandes cambios.- Yuto se encogió de hombros.

-¿Investigaste a ese chico?

¡No se admiten mascotas! <JackBeom>✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora