Los primeros días fueron los más duros.
Nada más despertar el primer día le atenazó el pánico. Estaba tumbada en el colchón de una cama sin sábanas ni almohada, en una habitación gris y austera que no reconocía y tenía una esposa en torno a la muñeca izquierda, que se clavaba a la pared a través de una cadena.
En la celda había cuatro camas, dos a parte de la suya ocupadas por otras dos chicas. Las reconoció, eran Karima y Svenia, hijas del grupo, de diez y catorce años. Por suerte Karima era bilingüe de francés además de árabe y Svenia hablaba un poco inglés además de alemán, así que pudieron explicarle la situación. Elise se obligó a serenarse, esas chicas estaban tan asustadas como ella, pero ella era la mayor y por lo tanto se sentía responsable, debía adoptar una actitud segura para trasmitirles confianza a las demás, como solía hacer su hermana Maggie con ella cuando estaba en problemas. Quiso ir hacia sus compañeras y abrazarlas, pero la cadena no se lo permitía. Aquellos demonios malnacidos habían medido la cadena, alargándola lo justo solo para que las chicas pudieran ponerse de pie y usar el baño que había justo al lado de sus camas, pero no llegar a tocarse entre ellas. Así que se limitó a charlar con las chicas para tranquilizarlas y ofrecerles algunas palabras de consuelo.
Estaba mareada, le dolía terriblemente el chichón que se le había formado en la parte de atrás de la cabeza, tenía las rodillas despellejadas y una mejilla magullada. Todo aquello debido a su resistencia al secuestro. Cuando oyeron los gritos de Dari, Cat fue tras él y Elise la siguió, pero justo antes de salir fuera del recinto, unos brazos como cables de acero la agarraron por detrás. Elise trató de resistirse y huir, logró zafarse y correr unos metros, pero su captor le agarró por detrás de nuevo y la tiró al suelo. La joven abrió la boca para gritar, pero el demonio se la tapó de inmediato con la mano, y en cuanto le hizo mirarle a los ojos, ella cayó en un profundo sopor y perdió el conocimiento.
Les daban dos comidas al día. La primera siempre se las dejaban de noche, y al despertar había una bandeja al lado de la cama de cada una de ellas, con alguna comida insípida y escasa, como un sándwich acompañado de una pieza de fruta, unos macarrones mal cocidos, algún alimento enlatado o un cuenco de gachas que le sabía asquerosas. La segunda bandeja se la dejaban en lo que Elise calculaba que debía de ser la hora de la cena. Un tipo dejaba las bandejas y se iba, y por mucho que Elise intentara dialogar con él para que les diese algo de información, no salía una palabra de la boca del demonio, y de su expresión no más que una mirada furibunda o una sonrisilla de burla.
Les habían dejado una muda de ropa al lado de sus camas, pero Elise no quiso ponérsela hasta el tercer día, cuando el tejido del vestido ya empezaba a incomodarle. No era más que una camiseta simple de manga corta y unos pantalones de tela suelta que le llegaban a mitad de los gemelos, ambas prendas de color gris claro. Se quitó la cinta y se recogió el pelo en una coleta alta.
Cuando era la hora de dormir, las luces fluorescentes del techo se apagaban solas. Karima a veces lloraba hasta quedarse dormida, Svenia no tardaba mucho en dormirse, y mientras tanto, Elise se ponía a urdir planes de huida en silencio.
Pensaban que eran las únicas secuestradas, hasta que al cuarto día, oyeron unos porrazos en una puerta de hierro que no era la suya y las voces de un par de chicos que gritaban. A Svenia le dio un vuelco el corazón al reconocer las voces.
—¡Son Jacob e Isaac! —les dijo a las otras chicas.
Elise, que era la que estaba más cerca de la puerta de hierro, se levantó y se acercó a la puerta todo lo que le permitía la cadena, para intentar escuchar más al otro lado.
Oyó que una puerta se abría. Un demonio pronunció algunas palabras en lenguaje demoníaco y luego un par de frases en inglés que Elise no captó muy bien. Se le aceleró el corazón al oír la voz de otro chico más: era Alex.
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Dos velas para el diablo 2: Alfa y Omega
FantasyCuando Cat asiste al secuestro de su hermano Dari y otros Hijos del Equilibrio, por un misterioso grupo de demonios llamados Los Vigilantes, toma la decisión de embarcarse en su búsqueda para encontrarlos. Por el camino irá enfrentándose a peligros...