Capítulo 49: La prueba

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El día es luminoso, despejado y tranquilo.

Dari sigue fuera, mientras nuestros padres están en esa reunión tan importante, mi hermano y yo hemos aprovechado parte de la mañana para pasarla en la playa, simplemente divirtiéndonos. Al final yo me he cansado y me he venido al bungaló, él quería quedarse un rato más fuera y le he dejado con la condición de que no se fuera muy lejos. Puedo verle a través de una de las ventanas del bungaló así que no tengo por qué preocuparme por su seguridad, si le pasa algo o necesita cualquier cosa iré en seguida.

Después de ducharme me he cambiado de ropa, pero como no había nada más mío en el armario me he puesto uno de los vestidos blancos de mi madre, que me queda mejor de lo que había pensado, quizás he dado un estirón mientras estaba en el Otro Mundo o puede que el vestido haya encogido en algún lavado.

Me paseo descalza de un lado a otro. No he vuelto a ver a Angelo desde ayer, pero claro, yo misma le pedí que necesitaba estar sola. El shock que me produjo ver a Seth en ese estado me ha dejado un vacío frío en mi interior. No sé qué puedo hacer, no sé cómo llevar esta situación. Seth no me recuerda... es demasiado horrible como para ser cierto y sin embargo lo es.

Quizás debería ir a verle. Ahora mismo los arcángeles están reunidos en la catedral central y Seth está solo en el templo. Tendría que estar con él haciéndole compañía. Podría contarle algunas cosas sobre nuestra amistad, intentar hacerle recordar... pero tengo miedo. Si me ha olvidado a mí, quién sabe cuántas cosas más habrá olvidado. Además, tras descubrir lo que le pasaba salí corriendo como una cobarde. No me siento capaz ni de mirarle a la cara, seguro que me echo a llorar y eso es lo último que él necesita. Me siento perdida.

Me levanto del sillón de mimbre y camino hasta el baúl sellado que sigue sobre la mesa, al lado de un jarrón con lirios blancos. No tiene ninguna fisura, no se puede abrir. Suspiro y paso una mano por los dibujos en bajo relieve de la madera y por los tachones de hierro del centro. De pronto salta y chispazo y me da un calambre que me hace apartar la mano con una exclamación de sorpresa.

Me beso los dedos y entonces cuando vuelvo a mirar el baúl por un segundo me parece ver una especie de pequeña grieta blanca sobre la parte del hierro central. Pero al instante desaparece.

¿Qué ha sido eso?

Hace frío y todo parece más iluminado. Noto una vibración en el ambiente, al principio muy sutil, que luego se va haciendo más intensa. Entonces siento una presencia a mis espaldas. Me vuelvo y grito al ver una estrella blanca en medio de la habitación.

La estrella emite unos destellos parpadeantes, cada vez más fuertes, luego se expande, se alarga en cuatro direcciones como una cruz y adquiere una forma corpórea y alada.

Es un ser hecho completamente de la luz más pura y hermosa que he visto jamás, tan grande como una persona, con una silueta femenina y dos grandes y bellísimas alas a la espalda hechas de blancura. Sus largos cabellos son hilos de plata translúcida, lleva un vestido tan vaporoso que es prácticamente trasparente y se ondula lentamente como si flotase bajo el agua, sus ojos brillan como dos estrellas del azul más claro existente, y hay otra estrella diminuta que brilla en su frente. Porta un báculo de plata coronado por una esfera reluciente y todo su cuerpo está rodeado por una radiante aura argéntea.

Dos velas para el diablo 2: Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora