0,36

1K 126 53
                                    

Como saben, amo unir la música a mis historias. En particular, hay varias canciones que hacen parte de este capítulo. Así que, la primera, es para lo primerito que leerán, para después, está la canción de arriba. 

***

Rasasvada

En medio de la oscuridad, hay un brillo especial, donde el deseo y más, podrán despertar.

Como un espejismo, las luces compartían un solo propósito: cegarme.

Terciopelo violáceo nos rodeaba, estrellado, más de lo que quisiera, con brillos fulminantes que bailaban, como mariposas y grillos, volando, saltando y llevándose consigo una línea cristalizada. Apenas se lograba ver por dónde se caminaba entre los muebles de escarcha negra, blanca y violeta que cambiaban continuamente de colores. Era como sí un unicornio hubiera vomitado por todo el lugar, pero en vez de ver sonrisas y alegrías, escuchabas lamentos, gemidos, música lenta, seductora y veías... solo tinieblas de muerte.

Había pasado muchísimo tiempo desde que no pisaba un club, mucho menos uno donde nuevamente los reflejos eran los cazadores perfectos, con ojos de demonio, vestidos de oscuridad y deseo.

Más de un esklave evadió mi mirada cuando entré, pensando que al igual que sus opresores de mirada temible, era un reflejo. Ese sería mi disfraz. Hasta ese entonces no había entendido cuán ventajoso sería no sentir nada, con tal de que los demás seres de tinieblas no se diesen cuenta de quién era o de sí estaba entre ellos. Sin conocerme, no sabrían ni me verían venir. Mucho menos Cid, que estaba a unos cuantos pasos.

—Kayne Danielson, he de suponer—dijo un hombre segundos después de haber entrado. La inspección que nos dio y la sonrisa en el nombrado fue la respuesta suficiente para que nos dejasen entrar—. Por favor, pasen. Tengo un lugar especial para ustedes.

La reflejo nos explicó bien quién era Sasha. Sin embargo, con solo verlo, se podían deducir bastantes cosas; como el dinero que tenía, la influencia en el mundo de los reflejos y su picante energía.

Derian volvió a rozar mi mano con la suya y suspiré, sintiendo las armas ajustadas a mis piernas como antes era costumbre cada noche. La peluca oscura se me pegó al cuello, predispuesta a ocultar mi cabello rubio. Los tubos donde uno que otro esklave bailaba atrajo a mi memoria la fresca sensación de las tinieblas besando mi piel, queriendo traspasarme con tal de llegar a lo más profundo de mi alma, encontrando solamente el vacío espacio de la nada. Era fácil recordarlo. Parecía que había sido hacía poco; bailando en el cilindro de cristal, observando con atención hasta que llegaba la hora de asesinar... Derian apareciendo con la luna a sus pies...

Aplaqué la sensación de la sangre en mis manos y caminé de largo, viendo sobre el hombro a varios reflejos.

El plan había variado. Uno de ellos, de hecho, había sido que me hiciera pasar por una esklave. Según Kayne, hubiéramos triunfado para entretener a los demás por ser un objetivo complejo. Lo que ninguno tuvo en cuenta, fue que Derian al ver las cadenas, se negó completamente y juró que sí alguien llegaba a tocarme con ellas, lo haría retorcerse en el piso sin parpadear. Un sentimiento saltó en mi interior por esas palabras y se lo hice saber.

—Dime, Sasha, ¿qué tan cambiado está el ambiente?—preguntó Kayne, deslumbrante en un traje blanco. Su personalidad congenió perfectamente con su vestimenta y sonrisa pícara— ¿qué hay de nuestro hombre, eh?

REFLEX [✔#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora