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AVISO DESDE AHORA QUE SON DOS ACTUALZIACIONES PICANTES. Así que, revisen bien que no estén leyendo el cap equivocado y se pierda de cosas IMPORTANTES. 

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El fuego burbujeó en su interior y el sentimiento creció al igual que la erección.

Quizás el tiempo no era suficiente, pero se buscaban, se deseaban y así mismo, se encontraban.

Había sido fácil comprender varias cosas en menos de cinco minutos. Una de ellas, fue que Derian no quiso alarmarse y tampoco comentarle nada a su familia sobre lo que me había sucedido, para evitar, evidentemente, que pensasen en los problemas que aún se debían enfrentar, llegando a cancelar toda la celebración. Otra fue que, de hecho, tampoco se podía haber dicho mucho sobre lo que sucedía, porque de todas formas, Aník y Diuk ya estaban trabajando, sin que nadie se diese cuenta, de que estaban formando aliados. En Plan consejo. Uniéndose a los más importantes reflejos dentro de su círculo de tinieblas para decidir. Eso fue lo que el niño reflejo logró explicarme, antes de salir.

Reflejos y humanos nos rodearon esa noche y aunque esperé que uno de ellos atacara al otro, los Kuznetzov los tuvieron muy bien controlados, al punto que me hicieron creer que cabía la posibilidad de que se pudieran llevar bien, sin tener cadenas de por medio.

La baja temperatura se coló por mis huesos como la misma neblina que se disipaba ante cada paso, cuando salimos de la casa. Más blanca que antes y decorada solamente con un par de luces cálidas colgadas, sin ser muy llamativas. Una ventaja, ya que no buscaban que nadie llegase a esa parte a disturbar. Mi aliento se hizo una nube cuando me abracé, colocándome bien el abrigo.

—No pensé en el frío—dijo Derian, acomodándose unos guantes de cuero, similares a los que llegué a usar cuando debía asesinar a alguien en medio de la noche. El recuerdo de las sombras me buscó y así mismo rechacé las imágenes impetuosas y oscuras.

Apreté los labios, negando.

—Es extraño cuando hay cambios de temperatura—caminé junto a él. El lago, tranquilo, apenas y era visible con toda la nieve que seguía cayendo. Los copos de nieve revolotearon a nuestro alrededor, hasta en mis pestañas y cabello, donde quedaron atrapados—, no suele darme, no específicamente, frío o calor. Simplemente mi cuerpo tiene reacciones diferentes y solo debo preocuparme por cuidarlo, sin saber en qué momento podría decaer o qué tan mal estoy.

—Podrías haberlo dicho antes.

Como si lo que le hubiese dicho significara que lo necesitaba realmente para vivir, me acercó a su cuerpo, llenándome de su aroma y calor. Los copos blanquecinos, como manchas en abundancia, cayeron sobre su cabello azabache, enredándose en los rizos que se le fueron formando por lo largo que lo tenía. Sus ojos... eran todo lo que necesitaba ver en ese instante para saber que mi interior le correspondería de mil modos. No eran más que estrellas, sus dos esferas grisáceas, más plateadas en ese instante, encandecían. Todo el panorama a su alrededor exaltaba cada detalle de su perfilado y masculino rostro.

—Es una noche especial—musité, sintiendo que las botas que ahora usaba, no eran lo suficientemente acogedoras para mis pies, y mucho menos cómodas entre tanta nieve que empezaba a acumularse—. El Zima, el cumpleaños de tu madre...

Los copos cayeron sobre su rostro cuando ladeó la cabeza, deteniéndose. Anteriormente exquisitos olores habían bailado frente a mí, pero en ese instante, lo único que podía percibir era el propio aroma que provenía del bosque, como una llamada de la próxima mañana que nos esperaba. Pinos enormes vestían de novia, uno que otro, completamente desnudo, ahora se hallaba abrazado al invierno que arrasaba sin censura.

REFLEX [✔#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora