Las sombras siguen acechando. La tierra tiembla, sintiendo la guerra.
Dime entonces, ¿quién vencerá frente a la rosa bella?
DERIAN.
Dolía, dolía demasiado, no solo el sudor frío que me bajaba por la sien, uniéndose a la sangre seca que brillaba en mi piel, mientras el mismo viento era atraído por el cantico de las aves, mordiéndome la espalda desnuda, sino saber que estaba lejos de mi familia.
Antes había percibido cada uno de los sentimientos y emociones con facilidad, para entenderlos, para saber en qué punto podían hacer daño, o lograr que la vida misma se expresase en su máximo fulgor. Pero débil, hambriento y sucio... ya no era lo mismo.
No era consciente de sí lo que veía era parte de un sueño o la realidad, cuando más de un reflejo vino a visitarme, dejando que sus tinieblas me rasgasen las ropas que ellos mismos me daban, para luego darme látigos con los lazos de negrura que salían de sus cuerpos, para apuñalarme, ahogarme..., buscando uno que otro sentimiento que oculté por mi bien. Hubiese sido tonto de mi parte mostrar un lado tan encantador, supongo, así que me encerré lentamente en una burbuja, tal y como lo había hecho mi madre en el pasado.
Ella lo aprendió por las malas, pero ahora me era útil.
Cabeceando varias veces, escuché el sonido de los pasos lejanos, sobre las rocas pulidas a las afueras, pasándose de las pieles cálidas a la extensión de nieve que seguramente nos rodeaba. No estaba completamente seguro de dónde me encontraba, cuando me drogaron, tomándome rápidamente en esas cadenas, no fui capaz de memorizar el camino, pero de algún modo, cuando logré abrir uno de mis ojos—ya que el otro estaba hinchado seguramente—una parte en mi interior me permitió vagar entre el sueño por el espacio, notando quiénes estaban ahí. La brisa fresca y natural me besó el rostro y llamó el clamor de las más cálidas florecillas que reposaban en los campos aún primaverales de la ciudad.
Así de simple supe quién me había capturado, de los planes que podían tener entre manos y de la cantidad de niños reflejos que estaban tras las rejas a unos metros de distancia, bajo tierra; algunos inmóviles, otros empezando a sentir y uno que otro drogado, para extender el periodo de tiempo de vida.
Casi vomité al saber cómo estaban y en qué condiciones se encontraban. No soporté la idea de imaginarlos, a tan solo un par de metros, llorando como tiempo atrás yo lo había hecho.
Por esa misma razón me vi obligado a soplar un viento cálido de tranquilidad, extrema paz que solo abundaba en personas alegres, ya no vivas en el planeta tierra. Dejé que en medio de la noche aquella luz negra, con un brillo extraño—el cual nunca antes había salido de mí—viajase por el aire hasta llegar a ellos, con tal de que se mantuviesen calientes y con vida. Me dediqué a dibujar mentalmente cada figura para que no tuviesen miedo; animales, la misma naturaleza y paisajes que no conocían, con tal de que los acompañaran hasta que fuesen capaces de cerrar los ojos, sin alimentar a los reflejos que los acorralaban.
Era lo menos que podía hacer, durante el tiempo que lograse estar ahí.
Cerré los ojos, imaginando que posiblemente el cielo estaba estrellado, formando figuras entre constelaciones. Ayla las había nombrado, una por una, mientras pasábamos las noches en el pasto fresco frente a mi casa. Esa imagen me hizo respirar profundamente, aliviando un poco el ardor que se expandía por mi piel, el poder de las cadenas atrapándome más que cualquier cosa, apresándome de correr, gritar, producir sentimientos o de siquiera sentir por mí mismo. Cada una de mis extremidades, acalambradas, exclamaba a los cuatro vientos pedidos para que consumiera, con tal de poder sanar las heridas que yacían esparcidas por todo mi cuerpo.
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REFLEX [✔#2]
ParanormalSEGUNDO LIBRO DE LA SERIE #2 Seguramente ya te han consumido, pero ahora... ahora te harán sentir. #2 Suspense 20/01/21 Protegida por Derechos de Autor Co, 2020. © No copiar, no adaptar ni tomar nada de la historia.