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HOY FUE DOBLE ACTUALIZACIÓN. TEN CUIDADO Y REVISA BIEN EN QUÉ CAP VAS. .)

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Los reflejos ocultos estaban y así mismo no sabías lo que tramaban. Porque algunos puede ser luz y otros tinieblas y bien podrás, perderte en ellas.

No era lo que esperábamos. Eso fue obvio, más que nada en el rostro de Derian cuando se giró hacia mí, encogiéndose de hombros sin saber qué decir. Las luces detrás de él atraparon su cuerpo y quedó envuelto en una nube de estrellas que podían bien haberlo representado, como lo que era, tan brillante, especial y con una especie de luz fascinante.

Porque su propia esencia lograba ser adictiva.

Me era fácil deducir ciertas cosas y admirar otras. El niño reflejo llamó la atención sin quererlo, hasta del más pequeño y drogado esklave. Lo supe en segundos. Y la mejor parte de todo, era que Derian no sabía— aparentemente—. No parecía ser consciente del efecto que causaba a su alrededor.

Deslizándose como gusanos, la sangre brilló contra el mural de cristal y así mismo la oscuridad al fondo. Posé mi mano sobre mi navaja, esperando no encontrarme con algo indeseado o ataque alguno. Un par de gritos se enlazaron entre sí con los gemidos, por lo que decidimos aplacar cada sonido que no fuese el de nuestras propias voces.

Al instante, Henna deslizó una de sus manos por el libro, desinteresada.

La información que teníamos de la driagna había sido mínima, apenas y sabíamos que tenía una relación con Idina y que parte de su familia estaba en Ciudad Luna, mientras que la otra mitad seguía atrapada por las garras de Cid. Era lo único que la mantenía ahí, a su servicio. Fue imposible no ver la tristeza que perseguía su alma, justo quedando atrapada en sus ojos color magenta, cuando nos observó de pies a cabeza.

—Tardaron más de lo que esperaba—exhaló ella, levantando la mirada. Definitivamente no esperábamos ver a alguien como ella. Con la apariencia de... de una niña, de no más de unos siete año seguramente, sin embargo, esos ojos magenta, con un brillo plateado, decían lo contrario—, pero por lo menos llegaron.

— ¿Sabías que vendríamos?

Como una cortina, su cabello negro le cayó en el rostro al asentir. Sus pequeñas manos abrazaron el libro, como si fuese el objeto más preciado en su vida y se acurrucó contra el mural detrás de ella. En apariencia, era una inocente, tímida, extraña y tierna niña. Por dentro, una anciana con poder, astucia y sonrisa de serpiente hambrienta.

—Los vi.

Derian y yo intercambiamos miradas, seguros de que decía la verdad. No sabíamos mucho sobre la magia driagna, yo menos, pero no cabía duda de que la magia que poseían, era misteriosa e inimaginable para cualquier ser; tanto humano, como de tinieblas. No obstante, las palabras atravesaron al niño reflejo, lo dejaron alerta y de ese modo ambos supimos al instante que sí Henna nos había visto, Cid también.

—Él no sabe que ustedes están aquí—Nos respondió el pensamiento, sonriendo con sorna—, eso hubiese sido muy estúpido de mi parte.

Tiempo atrás, apenas siendo una niña, veía a las mujeres que entraban y salían de las propiedades de Cid cada tanto. No fue hasta tiempo después, de hecho, con Diuk, que supe que no eran mujeres normales, mucho menos para satisfacer sus necesidades—o bueno, no esas—, sino que eran Driagnas. El reflejo me explicó, durante el interrogatorio que me hizo noches atrás, cómo les pagaba enormes sumas que ellas no podían rechazar y que, además, Cid había estado buscando con urgencia a Idina, por ser una de las más poderosas y sabías en el mundo. Evidentemente, no logró encontrarla, pero sí tenía, desde hacía mucho, a Henna a su servicio.

REFLEX [✔#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora