LUNES, JUNIO 11, 2018.
Dormir no me servía de nada.
Durante toda la semana pensé que con dormir podría aliviar el dolor que sentía por dentro, pero no era así.
Me sentía muerto. No tenía ganas de comer, o levantarme. No tenía ganas de hacer ninguna cosa.
Dormir ni si quiera bastaba para tranquilizarme. Sólo hacía que ligeramente olvidara lo que sucedía en mi vida.
Pero un par de minutos bastaban para que volviera a caer en los recuerdos de la realidad.
En eso me había convertido.
En alguien muerto en vida.
Lo detestaba. Detestaba tanto sentirme de esa forma pero no podía hacer nada para cambiarlo.
Una semana entera sin ver a nadie no había logrado calmarme. Y llorar no hacía más que mis ojos ardieran.
Durante una semana completa había parado de ir a clases. Había hecho creer a mis padres que estaba lo suficientemente enfermo que ni siquiera podía levantarme.
En un principio había sido así.
Al día siguiente de la fiesta en la que descubrí a Noah me sentía fatal. Tanto física como psicológicamente.
Me enfermé tan feo que no pude asistir al colegio en los días siguientes.
Dos días después me recuperé de lo que sea que tuve y volví a sentirme bien. Al menos físicamente. Mi cuerpo ya no sentía el malestar de estornudar cada dos segundos pero definitivamente aún seguía sintiendo las punzadas que se daban en mi corazón.
Fingí estar enfermo a mis padres durante todos estos días, aunque en sus ojos podía ver que mi enfermedad no los engañaba sin embargo me conocían lo suficiente como para saber que me pasaba algo.
Lo malo era que no me conocían lo suficiente como para saber que era gay.
Aquello era una completa mierda.
Los recuerdos de la fiesta no pararon de molestarme. Incluso, aún podía recordar con claridad toda la escena.
Y eso me destruía.
Cada vez que recordaba a Noah acostado sobre esa cama me provocaba náuseas. Y un fuerte dolor de cabeza.
Lo malo es que no sólo pasaba esa imagen por mi cabeza. Todos los momentos que había pasado junto a él también me molestaban. Y a las personas que había traicionado por su culpa.
Aquellos malditos recuerdos.
Cuando entendí que no podía detener los recuerdos lo que hice fue llorar.
Esa era la única explicación lógica que veía para deshacerme de todo.
Tiré todas las sábanas de encima mío y me acerqué a mi armario. Ver mi uniforme del colegio planchado y colgado me decepcionaba.
Un año atrás no hubiese dejado que nada se interpusiera entre mis estudios y yo. Noah me había perjudicado en eso también.
Era horrendo saber que todo lo que había hecho se encontraba rodeado de él. Todas mis fiestas, mis aventuras, mis estudios, mis amigos, e incluso mi habitación se encontraba rodeado de él.
Todos conocían a Noah y a todos les agradaba.
Pero nunca supieran acerca de nuestra relación.
Pasábamos un año siendo novios y nunca nadie nos descubrió.
Hasta la fiesta.
Aquella fiesta había significado un antes y un después para mí. Después de aquella noche dejé de ser el mismo.
ESTÁS LEYENDO
Estancado en tu mirada.
RomanceCuando Carven descubre a su novio, Noah, siendole infiel su mundo cae a pedazos. A pesar de las peleas y los gritos que ambos tenían de vez en cuando, Carven nunca se hubiera imaginado que él le haría algo por el estilo. Devastado, Carven deberá dec...