Capítulo 10.

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VIERNES, JUNIO 15, 2018

Al despertar los únicos pensamientos que pasaron rodando por mi cabeza fueron las últimas palabras de Noah y el perfume que emanaba del cuerpo del Arturo.

Tenerlo junto a mí durante una noche completa hizo que me sintiera mejor.

Si me hubiese sólo la noche anterior hubiese terminado tirado en el suelo de mi habitación con lágrimas en los ojos.

Por suerte ese no fue el caso.

—No quiero ir al colegio.

Arturo acariciaba con suavidad mi cabello al cual el efecto de la keratina estaba desapareciendo. Volviendo a los rizos naturales.

—Podemos saltarnos las primeras horas, nada más que eso.
—Mis padres se quedarán en casa Arturo.
—Nunca te dije que nos quedaríamos aquí.

A pesar de no estaba viendo el rostro de Arturo sabía que tenía una gran sonrisa.

—Bien, pero tienes que vestirte si quieres salir de la casa.

Me levanté de su pecho y quité las sábanas de encima.

—Debo buscar mi uniforme.
—No te lo estoy impidiendo.

A pesar de que las bromas de Arturo fueran tan malas hacían que por lo menos diera una ligera sonrisa.

Busqué dentro de mi armario el calentador junto con mi camiseta para el día de hoy. Una de las ventajas de ese uniforme es que era bastante abrigador,  y ya que la mayor parte de los días no paraba de llover de esta forma no tendría frío.

—¿Vas a colocarte ese uniforme para hoy?

Retiré el abrigo de mi cuerpo y se lo lancé al rostro de Arturo.

—Tienes que prestarmelo más tarde.
—Siempre y cuando tú me prestes esta maravillosa cama para dormir.
—Eres libre de venir.

Terminé de vestirme y tomé mi maleta colocando sólo los libros de las últimas horas de clase. No necesitaría nada más.

—Bajemos.

Arturo ya estaba vestido. Sería fácil llegar a su casa ya que su carro se encontraba estacionado afuera.

—Trata de no hacer ruido, ¿sí?

No quería que mis padres me encontraran saliendo junto con un chico de mi habitación. Aunque también quería que lo hicieran, de esa forma saldría del closet muy rápidamente.

—Están en la cocina.
—¿Y que se supone que debo hacer?
—Esconderte cerca de la puerta mientras yo me despido.

Arturo asintió y seguido de eso salió corriendo en dirección a la puerta. Yo en cambio me acerqué a la cocina con tranquilidad.

—Me voy ya.
—¿No desayunaras?

Di un beso a mi madre en la mejilla y negué con mi cabeza.

—Lo haré en el colegio.
—Está bien hijo.

Salí de la cocina y abrí la puerta empujando al chico para que saliera. No hubo tanto problema como esperaba por lo que me tranquilicé un poco.

En unos instantes ya estábamos en su carro dirigiéndonos a su casa.

—Creí que sería algo por el estilo de Misión Imposible.

Reí un poco a pesar de que nunca hubiese visto aquella película.

—¿Dakota estará en tu casa?

La noche anterior su hermana me había llamado muy preocupada porque no lo encontraba. A pesar de que habían pasado horas la razón de eso aún me parecía incierta.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora