Capítulo 6.

1.3K 109 5
                                    

JUEVES, JUNIO 14, 2018.

Destruirme parecía la mejor manera de controlarme.

Era tan asqueroso sentir que mientras más cosas logras destruir puedes sentirte mucho más aliviado que antes.

Controlarme había sido demasiado difícil las últimas semanas verificando todo lo que me sucedía. Toda mi vida era una mierda.

Y todas las cosas lo eran por lo que destruirlas no me afectaría.

Ni a nadie más.

Me ayudaría a controlarme. A parar el llanto que azotaba todas las noches recordando las mierdas que hice junto con Noah.

Mi habitación era un completo asco debido al desastre que provocaba. Mientras más minutos pasaban mis ganas de destruir algo aumentaban mucho más.

Durante toda mi vida siempre estuvo algo bastante claro. Las relaciones podían ser buenas o totalmente destructivas.

En mi vida me prometí que no dejaría que nada me destruyera ni me dejara en un pozo sin fondo. Me prometí eso durante tantos años que al no poder cumplirlo me estaba decepcionando de mí mismo.

Quería parar el llanto. Quería parar de autodestruirme pensando en lo que había sucedido. Quería para de pensar que lo que tuvimos podría recuperarse.

Quería parar todo.

Sin embargo no había forma de parar la mierda que azotaba mi cabeza. No había forma de detenerlo.

Tenía que dejarlo seguir.

Era la única forma de aliviar mi dolor, esperar a que pasara.

El problema era que aquello no era tan fácil, debías encontrar una forma de mantenerte rígido sin pensar en aquella persona que tanto te había destruido.

En mi caso llorar ya no bastaba, no me saciaba de mis necesidades de sentirme mejor. Por eso es que mi enojo había salido a flote.

El dolor no disminuía de mi pecho ni porque aparecieron nuevos dolores en mis nudillos o boca.

El dolor no se aliviaba.

La pared de concreto resultaba tan dura pero a la vez tan insignificante que golpearla me ayudaba a destruirme.

Y eso paraba la ansiedad que estaba sintiendo.

Entre más golpes daba parecía que podía calmarme.

Sin embargo todo era una ilusión. Una farsa de la cual debía despertar si quería mantenerme estable.

Durante dos semanas ya no entendía que era estar estable. En el pasado me hubiese sido tan fácil recapacitar y entender como recuperarme.

Ahora ya no podía.

—Mierda.

Levanté mi espejo y lo lancé contra el suelo rompiéndolo en mil pedazos.

—Te amo.

Sus malditas palabras aún estaban pegadas en mí y por más que trataba de no estallar por culpa de eso no paraba de hacerlo.

Un día le había dicho a Noah que las palabras eran el arma más poderosa que podía existir. Por más que fuera un simple "Te amo", aquello podía alegrarte o en mí caso, matarte.

Sabía el dolor que iba a provocar en mí y por eso dijo eso. Él ni siquiera tenía idea de si era cierto. Lo había dicho para que me quedara junto a él.

Quizá lo había abandonado en la lluvia pero en mis pensamientos aún continuaba viendo un futuro en el que fuéramos uno solo.

Un alma en dos cuerpos diferentes unidos por el amor.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora