Capítulo 20.

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VIERNES, JUNIO 29, 2018

Dakota traía su hermoso carro azul consigo por lo que ir a la fiesta sería fácil.

Dakota me ayudó a vestirme con algo que me sentara bien para conquistar personas.

Como me había probado y arreglado no me sentaba mal pero tampoco por eso llegaba a gustarme. No quería conquistar a nadie en la fiesta, quería divertirme y tomar pero no estar con nadie.

A pesar de que no quisiera aún seguía con Noah. Y a diferencia de él, yo no quería traicionarlo.

—¿Crees que Emilio esté ahí?

Dakota conducía siempre con la música elevada pero cuando quería conversar a duras penas y se podía escuchar la canción.

—No lo sé. Estoy bastante segura de que estara ahí, sin embargo no voy a evitar ir solo por eso, ¿cierto?
—Hablas como toda una gran mujer.

Ambos reímos.

—¿Es tu primera fiesta después de lo que pasó con Noah?
—Sí.

Era duro pensar en todo eso pero cada vez se me hacía menos difícil. Debía remplazar aquellos recuerdos asquerosos con nuevos.

Eso iba a hacer esta noche.

—Descuida. Todo va a ir bien.
—Eso espero. Aunque si tu conversas con Emilio y deciden irse por favor no me puedes dejar abandonado.
—¿Alguna vez lo he hecho?

Cuando dijo eso me sentí mal porque en realidad yo fui quién la abandonó alguna vez.

—Nunca.

Dakota dejó estacionado el carro y en el momento de salir las personas que aún estaban afuera de la fiesta no paraban de mirarnos.

Una posibilidad muy fuerte es que Dakota llevaba un vestido que era muy pegado a su cuerpo. La segunda era que todos estuvieran asombrados porque llevaba una peluca verde sobre mi cabeza.

Algunos chicos miraron a Dakota y otros a mí.

Me sentí por un instante magnífico, deseado y sin duda querido.

Entramos en el aquella gran puerta negra dando primero nuestras entradas. Los chicos en la puerta hicieron una raya en el reverso del pedazo de papel y nos devolvieron.

Cuando entré como era la fiesta me quedé asombrado.

El último año habían sido fiesta tras fiesta pero en ninguna tuve la oportunidad de asistir a una que tuviera piscina.

—Dakota...
—Estoy puesta traje de baño. ¿Tú?
—No creo que vaya a necesitarlo.

Dakota asintió y luego nos acercamos a una de las mesas donde se encontraban bastantes vasos de plásticos con alcohol.

—Hasta el fondo.

Ambos tomamos el vaso lleno de ron en un solo bocado. Estaba combinado con algo más porque no sabía tan fuerte como cuando se encontraba puro.

—Amigo.

Steve se lanzó sobre mí haciéndome caer.

—Viniste.

El chico estaba bastante mal porque a duras penas podía hablar.

—¿Estas borracho?
—No.
—¿En serio?
—Quizá sólo un poco.

Ambos nos levantamos del suelo y Dakota nos miraba con una sonrisa.

—Son las nueve de la noche, querido Steve. Debe haber una razón por la cual te hayas emborrachado tan rápido.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora