MARTES, MAYO 23, 2017.
En mi mente comprendía que eso no estaba bien.
Quedarme a su lado era lo que deseaba desde hace mucho. Tenerlo en la misma cama y cumplir con aquellas fantasías que atravesaban mi mente cuando estaba caliente.
Sin embargo, al menos ese día no podría hacerlo.
Noah estaba solo en ropa interior corriendo de un lado de su habitación a otro. Habían pasado un par de horas, en las que no lo permití dormir pero tampoco dejé que se levantara.
Su formado cuerpo no paraba de moverse, ni si quiera porque trataba de detenerlo. El sudor recorría tanto sus piernas como su pecho, y verlo así no me parecía nada desagradable.
Incluso, por unos minutos una erección asomó por mi cuerpo. Pero pude controlarla.
Noah parecía un niño recorriendo la habitación, aunque para ser sincero, le había costado mucho levantarse.
Lo había sujetado con tanta fuerza que mis músculos ardían un poco. Sin embargo, la parte del cuerpo que más me dolía era la cabeza. Estar un día completo yendo de un lado para otro preocupándome por personas que eran importantes para mí me mantenía exhausto.
Noah luego de un tiempo aprovechó mi debilidad para empujarlo y comenzar a correr y reír diciendo cosas sin sentido. Hubiese sido un problema que saliera por la habitación, pero por suerte ni siquiera se acercaba a una ventana o puerta. Corría de un lado a otro, como si de un juguete se tratara.
Ya era de madrugada y por más que esperara, el efecto de la droga no desaparecía de su cuerpo. Seguía flotando en su mundo que ni siquiera notaba mi presencia.
Dakota y yo habíamos conversado por una hora y le expliqué lo menos que pude acerca de donde me encontraba. Si mis padres la llamaban, que lo iban a hacer, ella debía saber al menos algo de lo que estaba sucediendo.
En el tono de voz de la chica sentí que estaba confundida y que necesitaba preguntar algo, pero no dijo nada. Sin embargo supe que si seguíamos conversando la pregunta que tanto tiempo logré ocultar por parte de las personas saldría a flote. Y si eso pasaba, yo terminaría hundiéndome.
Colgué la llamada diciendo que el día siguiente saldría junto con ella en el receso.
Luego de responder un mensaje de Steve, y enviar uno a Arturo, dejé tirado mi celular encima de la cama y me levanté para ayudar a Noah.
No había notado ni siquiera en que momento Noah se había detenido y en vez de saltar de felicidad, lloraba desenfrenadamente.
—¿Estás bien?
Dudaba que me entendiera, o siquiera se diera cuenta de que se trataba de mí. Sin embargo sus ojos se chocaron con los míos y sus brazos cayeron sobre mis hombros.
Escucharlo llorar en aquel largo silencio de la casa me provocó una extraña sensación en mi estómago que me era imposible describir. Pensé que era miedo, sin embargo el miedo era algo que me provocaba que me pusiera alerta. Sin embargo, sus lágrimas y su llanto me debilitaban.
—Carven.
—¿Qué sucede?Lo ayudé a sentarse en la cama para que pudiera estar cómodo.
—Perdón.
—Noah, tú...Levantó una de sus manos y la colocó sobre mi boca de tal forma que mis palabras fueron interrumpidas. Los grandes ojos marrones de Noah me miraron con tanta intensidad que a pesar de que quitara su mano, no iba a ser capaz de decir algo.
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Estancado en tu mirada.
RomanceCuando Carven descubre a su novio, Noah, siendole infiel su mundo cae a pedazos. A pesar de las peleas y los gritos que ambos tenían de vez en cuando, Carven nunca se hubiera imaginado que él le haría algo por el estilo. Devastado, Carven deberá dec...