Capítulo 26.

749 71 5
                                    

MARTES, JULIO 10, 2018.

—No es definitivo.
—Carven, no puedes irte.

Arturo caminaba de un lado a otro en su habitación. Estaba pensando en decirle primero a Dakota o a Steve pero últimamente había tenido la sensación de que Arturo iba a poder ayudarme más que ellos.

—No. Tu vida está aquí.
—Mi vida es una mierda. Noah me traicionó, todos las personas alrededor me van a recordar por ser "el chico de la fiesta" y mis padres son unas personas homofobicas.
—Tienes a Dakota, tus amigos y...
—Ven siéntate.

Arturo estaba bastante alterado con lo que estaba diciendo por lo que no hacía más que ignorarme.

—¿Por qué me lo contaste primero a mí?
—Creí que...
—Por favor, vete.

Me levanté de la cama de Arturo y lo miré.

El chico se veía bastante irritado y estresado por lo que iba ser mejor si me fuera y no lo agobiara aún más con mis problemas.

—Adiós.

Salí de su habitación y me quedé unos instantes parado ahí.

Podía esperar a Dakota pero era algo muy poco probable que ella estuviera. Lo más posible es que debía estar con una de sus amigas o incluso con Emilio.

Steve me había avisado que iba a la casa de Irene para solucionar sus problemas y yo esperaba quedarme por lo menos un par de horas con Arturo.

Pero no.

Iba a tener que regresar a mi casa y escuchar todo lo que mis padres tendrían que decir respecto a mi hermano. Juzgandolo y burlándose de él.

《Genial.》

Salí por la puerta y, como la mayor parte de los días, estaba lloviendo.

A diferencia de semanas pasadas la lluvia ya me molestaba lo suficiente como para hacerme correr. 

El clima estaba siendo tan raro porque el día anterior había estado bastante caluroso que me obligó a bañarme más de dos veces para que no me sintiera tan sucio por el sudor.

Maldito calentamiento global.

Llegué a la puerta de mi casa empapado cuando escuché las voces de mis padres volviendo a discutir con mi hermano.

Me quedé en la puerta escuchando sus insultos y pensando si realmente era buena idea entrar ahí.

Podían suceder dos cosas.

Podía entrar y hacer que todas las cosas se solucionarán o entrar y en uno de mis ataques de ira gritar a mis padres que era gay.

Me iban a botar de la casa y no iba a tener ningún lugar cercano donde quedarme hasta que la fiesta que estaba programando terminara.

Lo mejor era no entrar.

Quedarme afuera no era una opción. Estaba haciendo bastante frío y yo no quería pasar días después enfermo.

Pensé en mis otros amigos y en ir a sus casa pero lo más probable es que ninguno estuviera. La única casa que me parecía que estaba sola y que tenía una forma de entrar era la de Noah.

Pero no parecía una opción.

—Mi puto hermano está sufriendo las mismas mierdas...

En ese momento decidí correr y agarrar el primer taxi que encontré antes de continuar escuchando lo que mi familia hablaba sobre mí.

Dicté la dirección de la casa de Noah y me relajé por unos instantes mientras la lluvia golpeaba los cristales de la ventana.

Nadie iba a estar en esa inmensa casa y yo necesitaba un lugar tranquilo donde pudiera gritar y desahogarme por unos instantes.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora