Estancado en tu mirada.

Capitulo 4

JUEVES, JUNIO 14, 2018

—¿Terminaron?

Steve nunca supo la historia entre Noah y yo. Contárselo después de habérselo ocultado por varios meses se me hizo algo bastante fuerte. Confiaba demasiado en Steve pero tenía miedo de lo que opinaría acerca de mí.

Su opinión me seguía importando pero estaba seguro de que no me iba a afectar como antes.

—Sí.
—Me fui durante un solo mes y la vida de todos ha cambiado.

Era cierto.

A pesar de que no pareciera cierto, la salida del closet de los dos afectó de manera notable la vida de la gente cercana. Y estaba bastante enojado que Steve estuviera de viaje mientras que yo no paraba de llorar en mi alcoba.

Era algo injusto.

—Así que el idiota te traicionó...

Steve a duras penas estaba entendiendo toda la historia. Por más difícil que fue tuve que contarle todo lo que viví junto con Noah.

Nuestras peleas, nuestra primera cita, nuestro primer beso.

Había ocultado tantas cosas y sentimientos a mi mejor amigo que a la hora de revelarlo parecía que nunca iba a terminar de hablar.

—Sí.

Pasar una tarde completa junto a Steve también era algo reconfortante. Por culpa de Noah incluso había dejado de hablar con mi mejor amigo por un par de días.

Noah, inconscientemente, me había separado de las personas que me rodeaban.

—No creas que estoy sorprendido. Desde un principio supe que te gustaba Noah.

Quizá él no estaba sorprendido pero yo sí.

—¿Cómo?

Habíamos sido muy precavidos para que nadie supiera de nuestra relación. Siempre ocultos entre las sombras para que nadie se diera cuenta de nada.

—Desde esa noche supe que algo raro estaba pasando. La forma en que lo veías a él era distinto a como mirabas a cualquier otra persona. Notaba cierto brillo en tus ojos cada vez que lo mirabas, aunque el simple hecho de mencionarlo también bastaba para que te sonrojaras y sonrieras como idiota.

Quizá tenía razón.

Me había ocultado de tal forma que nuestros besos y caricias no fueran evidentes para los demás pero no podía controlar la emoción que sentía cuando se acercaba o cada vez que hablaban de él.

Incluso lo veía de manera distinta. Con amor.

De la única forma en que estaba seguro que lo miraba últimamente era con rencor.

Sin sentimientos.

—Es una completa mierda.

Metí el cigarro a mi boca y dejé que todo el humo inundara mi garganta para después expulsarlo.

—También lo sabía porque Javier me dijo que eres gay.

Vaya mierda.

La existencia de Javier ni siquiera era notoria. Ya no deseaba nada con él, ni siquiera una amistad. Un año había sido suficiente para que desapareciera de mi vida.

—¿Hace cuánto?
—Unos días antes de irme.

Apagué el cigarro y lo tiré por la ventana.

Nuevamente me acosté a un lado de mi amigo esperando que me diera un poco de la cerveza que estaba consumiendo.

—¿Por qué no me lo contaste?