Capítulo 33.

780 57 16
                                    

VIERNES, JUNIO 16, 2017.

Un par de horas, eso era lo único que faltaba para que comenzara.

Estaba ansioso, al igual que muy histérico. Tiempo atrás, estaba seguro de que podría realizar todo. Decir los diálogos y prepararme para pasar pena, pero al parecer no podías hacer eso último.

Hubiese sido increíble que Noah y yo fuéramos amigos, al menos, y pudiéramos interpretar la obra sin ninguna distracción por medio. Estaba seguro de que ni siquiera iba a poder mirarlo a los ojos, sin tener sentimientos encontrados.

Pero todo eso ya no debía de importarme.

—¿Crees que este vestido me queda bien?

Dakota llevaba puesto un vestido de la época coloquial un tanto simple, pero que la hacía lucir hermosa. Su cabello café brillaba con intensidad haciéndola ver como alguien más mayor.

—¿No se suponía que la obra se llamaba mujercitas?
—¿Y eso que tiene que ver? —preguntó Dakota con rareza.
—Que vestida tal y como estas, pareces una señora de 30 años.

Mi amiga comenzó a reírse tan fuerte para luego golpearme con la misma magnitud.

—Emilio vendrá a vernos.

Dakota lo dijo esperando una reacción de mi parte. Yo estaba molesto al enterarme que había perdonado a Emilio, pero era igual que conmigo y Noah. Simplemente que yo no pensaba en perdonarlo.

—Da igual. Yo solo quiero llegar al colegio, porque siento que este incomodo traje empezara a asfixiarme si no iniciamos rápido.

Dakota sonrió.

Luego de hablar y terminar de arreglarnos, Emilio estuvo presente en la casa. Nos subimos en su carro, tratando de no destruir los trajes, y fuimos al colegio.

Dakota no paraba de darle la mano al chico mientras podía. Estaba un poco sorprendido de la forma en la que se habían arreglado, pero preferí no entrometerme.

Steve ya estaba listo para su obra. En vez de hacer una obra, como todos nosotros, él junto con muchas personas iba a bailar algo referente al Principito.

Cuando me dijo eso, me reí solo de imaginarlo. Y también me enojé, esa señora había dicho que nadie podría tener más de dos personas en sus trabajos, pero ahí estaban Dakota y Steve como un claro ejemplo.

A nosotros también nos habían aumentado dos chicos, que no conocía, para que fueran los funerarios. Sus nombres eran Marco y Nicolás, estaban en el mismo curso de Noah, haciendo que todo se volviera más incómodo. Lo peor, era que lo único que harían sería llevar mi cuerpo al final, cuando estuviera muerto.

Eso era injusto, ya que Noah y yo seguíamos siendo los protagonistas. Y lo que más ansiaba es que ya terminara todo. En cuanto llegamos al colegio, los carros de muchas personas ya estaban estacionados.

Emilio busco un lugar, pero por más que lo hacía todos los puestos ya habían sido utilizados.

—Lo mejor será que se bajen aquí. Iré a buscar un lugar donde estacionarme.

Dakota y yo estuvimos de acuerdo.

Bajamos del carro, y miramos alrededor. Bastantes de los estudiantes de nuestros cursos corrían para llegar a la parte trasera del escenario.

—Qué raro, nunca se habían visto tan preocupados y puntuales como ahora.

Mi amiga se rió de eso, y luego palideció.

—Carven, ¿a qué hora es la presentación?
—A las 6:30. ¿Por qué?

Seguimos caminando mientras Dakota miraba su celular.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora