Capítulo 15.

984 81 12
                                    

MIÉRCOLES, MAYO 17, 2017.

Conocía la casa de Noah por aquella fiesta pero nunca tuve idea de cómo llegar.

Miraba mi teléfono esperando que un mensaje de su parte apareciera pero no era así.

Noah había dicho que quería hablar y explicarme lo que estaba sucediendo pero no estaba mostrando ningún esfuerzo de hacerlo.

Ya eran pasado de las 2:15 y la mayor parte de los estudiantes ya se habían ido a sus respectivas casas. Tuve que convencer a mis padres que debía ir a casa de mi amigo a realizar un trabajo, ellos al principio se negaron pero luego aceptaron si hacía algo por ellos.

No me explicaron bien que era pero no me dejaron alternativa.

Aunque pensándolo bien, la idea de esperar a Noah estaba siendo un completo desastre.

—Llegué.

Miré al chico quien traía un par de flores en su mano, además que tenía toda la frente mojada debido al sudor.

—¿Son para mí?

Traté de burlarme pero en el momento de ver a la otra chica que venía corriendo hacia acá preferí guardar silencio.

—Hola Carlos.

Alejandra me sonrió pero yo la ignoré. Ni siquiera respondí su saludo porque ese no era mi nombre.

—¿Por qué no respondes?
—Ese no es…
—No importa. Vamos, amor.

La chica sujetó el brazo de Noah y comenzó a hablarlo hacia un carro de color rojo.

Me quedé asombrado sin tener idea de que iba a hacer a continuación.

Noah me estaba dejando tirado.

El carro prendió y yo lentamente comencé a caminar  alejándome. Sentía mi respiración agitada y mis ganas de llorar empezaban a aumentar.

Había sido humillado veces anteriores pero lo que estaba haciendo el chico superaba a todas.

Busqué mi teléfono y me dispusé a llamar a Dakota cuando el carro se detuvo frente al lado mío.

—Sube en el asiento trasero.

Noah trataba de no sonar tan nervioso sin embargo era mala para disimular. Alejandra me miraba con una sonrisa pero no era por amistad.

Estaba seguro de que ella sospechaba algo.

Me quedé quieto pensando si subir o no.

—Sube o tendré que secuestrarte Carven.

A pesar de que su novia estaba a su lado Noah continuaba con las bromas que me hacían sonreír.

—Está bien.

Abrí la puerta del carro y me senté tan rápido como pude. La mirada de Alejandra se encontraba aún fija en mí a pesar de que yo ni siquiera le prestaba atención.

—¿Vamos los tres a tu casa?
—Sí.

Alejandra se acercó a Noah y lo besó. Cuando se separaron el chico miró hacía mí pero yo dejé de mirarlo.

Tener a su novia y a mí era una mierda.

No entendía a que estaba jugando, pero iba a descubrirlo.

Recosté mi cabeza contra el vidrio y cerré los ojos para ya no ver más los rostros de los dos chicos.

¿Qué estaba sucediendo por mi vida?

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora