Capítulo 12.

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LUNES, JUNIO 25, 2018.

Los días que siguieron fueron tan repetitivos que empezaba a hartarme.

Parecía que vida estaba planeada para repetirse una y otra vez. Me sentía atrapado por lo que estaba sucediendo y cada vez empeoraba más.

Ya no había ningún cambio en mi vida. Simplemente lo que hacía todos los días era escuchar las pláticas de mis amigos, mirar a Noah, pensar en Dakota y alejarme de Arturo.

Los días eran igual que estar atrapado en un círculo infinito sin escapatoria. 

Incluso la lluvia se repetía sin hacerme sentir mejor.

Llorar y golpear ahora me parecían más costumbre que algo que sirviera para desahogarme.

—¿Tienes claro lo que te dije?

Dakota estaba mirándome desde una silla alejada de mí. El salón en el que estaba parecía mucho más pequeño desde que lo había visto hace un mes atrás.

—No. ¿Puedes repetirlo?

Dakota tiró sus papeles sobre la mesa y se acercó a mí con la computadora en manos.

—Carven, comprendo lo asqueroso que debes sentirte pero el baile de graduación está a casi nada y tenemos muy poco.

La chica estaba desesperada y ciertamente no había razón para aquello porque la mayor parte estaba planeada.

—Déjame buscar algo, por favor.

Agarré mi laptop y de inmediato entré a Hotmail. Todo mi trabajo lo había guardado en una cuenta conjunta que solía tener con Noah.

Incluso hasta eso tuve que compartir con él.

—La clave es incorrecta.

Creí haberme confundido con una letra pero luego de intentarlo un par de veces más aún salía que aquella contraseña era incorrecta.

—¿Qué?
—¿Alguien más tenía la contraseña?

Noah.

Debió haberla cambiado la semana anterior.

—Reúne a todos los chicos después de que el receso termine. Tenemos cosas de que hablar.

Dakota asintió para seguido de eso levantarse y salir del salón.

Continué tratando de intentar abrir la cuenta pero no podía. Abrí un archivo en Word y comencé a escribir acerca de una nueva idea que tenía para el baile.

Si Noah había cambiado la contraseña debía ser que ya no quería realizarla conmigo por lo que pedirle la contraseña iba a ser algo humillante.

Podía comenzar un nuevo proyecto yo sólo.

Durante todo el receso pasé escribiendo ideas que comenzaban a formarse acerca del baile. Debía verificar el presupuesto que teníamos para poder hacerlo sin embargo la contabilidad del dinero lo llevaba otra chica.

La campana sonó y todos empezaron a ir a su clase mientras yo repasaba en mi mente lo que iba a decir para no tener que repetirlo tanto.

La gente comenzó a entrar en el salón sentándose en las grandes sillas alrededor de la mesa redonda.

En total éramos doce estudiantes lo cuales conformabamos el consejo estudiantil y yo era el presidente de todos ellos.

《Que mierda.》

—¿Por qué se demoran tanto en llegar?

La mayor parte de los chicos ya se encontraban en sus lugares quedando únicamente sillas vacías.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora