Estancado en tu mirada.

Capítulo 35.

SÁBADO, JUNIO 24, 2017.

Me encontraba encima de él. Besándolo.

—¿No crees que sería mejor idea quedarnos aquí en mi casa? Podríamos hacer cosas más divertidas que bailar —susurró Noah aun pegado a mis labios.

Continué con el beso. No quería despegarme de él hasta dentro de un par de horas, pero tenía claro que si no me detenía eso lo iba a calentar más. Y a mi también.

Si continuaba con aquel beso, tenía claro que íbamos a tener sexo. 

—Tenemos que ir a esa fiesta —dije a la vez que me quitaba de encima de él.
—¿Por qué? Me gusta estar aquí contigo 

Me puse la camiseta y me levanté de la cama. Estar en la habitación de Noah era algo que me sorprendía, y que me dejaba claro que no estaba seguro de que iba a ser mi vida en un futuro.

—Esta es la primera fiesta que vamos, siendo algo más que amigos. Siento que puede ser importante.

Noah se sentó y empezó a mirarme. Traté de que su mirada no me afectara, sin embargo mi estómago ya tenía una rara sensación que no iba a parar hasta que lo besara.

—Está bien. Si es importante para ti, tiene que serlo para mí.

Noah se levantó aún sin camiseta y me besó. Me aferré de su cuello para acercarlo y sentirlo más.

—Eres hermoso, Carven.
—Te quiero.

Lo abracé un poco más antes de que separara de mí para irse a bañar.
Volví a tirarme sobre la cama de Noah y empecé a escribirle a Dakota.

"¿Que vas a hacer hoy?"
"Saldré con el idiota de Emilio. ¿Y tú?"
"Iré a una fiesta.😈"

Dakota me envió un mensaje diciendo que ella iría más tarde a la fiesta. Luego de su cita con Emilio. Me quedé mirando en el mensaje de mi amiga.
¿Cuando sería el momento para que Noah y yo tuviéramos una cita?

No quería apresurar las cosas en realidad. No había pasado ninguna semana desde que Noah y yo empezábamos a tener algo sin nadie de por medio. Alejandra ya no estaba en nuestras vidas, sin embargo aún habían muchas cosas que no estaba seguro si era capaz de resolver.

Durante toda la semana Noah se había pasado en mi casa o yo en la suya. Besándonos y conociéndonos. Aún no nos habíamos atrevido a salir a ningún lugar. Todo había sido en nuestras casas.

Tenia miedo de salir con Noah a la calle. Al igual que él. Ambos estábamos asustados por las cosas que tendríamos que pasar. Besarnos en público, haría que alguien apareciera y nos golpeara. O que mis padres nos mirarán y me botarían de la casa.

La fiesta a la que íbamos era importante para mí. Si nos veían besándonos, lo culpariamos al alcohol. Era una excusa perfecta para salir juntos y que la gente no sospechara nada.

Por el momento estaba bien así. Por el momento, lo mejor era esconderme, a pesar de que mi mente me repitiera que era un cobarde por no aceptar quien era.

—¿Estás listo?

Noah se encontraba en la puerta de la habitación mirándome con una sonrisa. Miré los pequeños hoyuelos que se formaban en su rostro al sonreír, y no pude hacer más que reír.

—¿De que te ríes?
—Eres muy tierno —dije con una gran sonrisa.

Noah se acercó a mí y volvió a lanzarse sobre mí.

—Ya veré lo que pienses sobre mi ternura cuando empiece a quitarte la ropa.

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