Capítulo 37.

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Para empezar, nunca había tenido algo que se considerara una cita seria. Había salido con un par de chicas, y las había besado para mantener mi imagen de popular, pero no recordaba ninguna cita.

Para ser sincero, carecía de importancia.

No había tenido la oportunidad de salir con un chico, por el miedo al rechazo, o al que dirían los demás.

Ya no sentía el miedo al rechazo con Noah, pero la gente aún me preocupaba. No tenía claro porqué, pero sentía que algo malo me podía pasar.

Mi inseguridad seguía presente a pesar de todo.

Mis padres, se encontraban desayunando en la mesa. Los sábados eran unos de los días en los que siempre se quedaban en la casa.

Muchas veces salían a comer con sus compañeros de trabajo, o a tomar un par de copas con sus hermanos.

Sin embargo, no se habían ido. Lo que significaba que el interrogatorio comenzaría en cualquier momento.

—¿A dónde vas, Carven? —preguntó mi madre con cierto interés en sus ojos.
—Había quedado con Steve y los chicos para salir —respondí, tratando de sonar lo más relajado posible.
—¿Y solo van a ir chicos? —interrumpió mi padre.

Respiré lentamente. Mi mente me decía que estaba mal mentirles, que debía decirles con quien iba a salir. Sin embargo, tenía bastante claro que si salía del clóset en ese momento, iban a hacer algo malo.

A mí hermano lo habían echado de la casa por un problema, que aún desconocía, pero suponía que era menos grave.

—No, vamos a estar por ahí con mis amigos. Si se presenta la oportunidad, nos acercamos a un par de chicas y ya está —concluí mientras metía una rebanada de pan a mi boca.

Mi padre me dio una sonrisa, y continuó con su desayuno. Mi madre me recordó que no debía olvidar las llaves y tampoco llegar muy tarde.

"Te estoy esperando afuera."

Me emocioné ante el mensaje de Noah y, sin poder evitarlo, di una sonrisa.

"Esperame, ya voy a salir."

—Los quiero, ya me voy.

Mis padres se despidieron y yo en un instante ya estaba afuera de la casa.

El clima estaba caluroso, sin embargo yo no sentía más que frío y nervios. Mientras caminaba en dirección a la moto de Noah, ni siquiera había notado el miedo que sentía ante eso.

Había tenido citas, con bastante chicas, sin embargo todas habían sido falsas. Y la mayoría habían acabado más pronto de lo esperado.

En conclusión, esta era la primera cita que tendría con Noah, ya empezando a hacer algo. No entendía nuestra relación, ya que no éramos amigos, pero tampoco novios. ¿Qué éramos?

—Te ves hermoso hoy.
—Me veo hermoso siempre, Noah —susurré mientras tomaba del casco de su moto.
—No puedo negarlo —sonrió Noah.

Como siempre, llevaba puesto su chompa de cuero junto con una camisa plateada. Mirar a Noah tan feliz provocaba que mi cuerpo se calentara y sus labios parecieran más apetecibles.

Estuve a punto de hacerlo. De besarlo en frente de mi casa y de esa manera, acabar la farsa que llevaba con mis padres.

Pero no era capaz.

—¿Subes?
—¿A dónde vamos? —pregunté mientras me acomodaba en la motocicleta.
—Es una sorpresa.

En cuanto arrancó, volví a pensar una vez más en lo que sería el resto del día.

Estancado en tu mirada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora