34- Error.

2.1K 391 57
                                    

Todavía estaba medio resentido por lo ocurrido hace varios días, más que nada por cómo su hermano se había resignado a no darle de comer en un día sábado solo para quedarse hablando con su empleado. Eso le había hecho tener varias especulaciones, ¿Y qué pasaba si ambos tenían una relación y ni cuenta de este hecho? Se sentiría muy estúpido si fuera así, no ver algo que tenía frente a él, podía necesitar lentes pero no para tanto.

En casa, estudiando en el comedor pues tener a un hermano mudo hacía más fácil que hubiera tranquilidad, esperaba con el alma apretujada, desde todos esos minutos que se había decidido preguntar, que fuera cierto le rompía algo de él, esperanzas de un algo que nunca había echado en cuenta, es decir, ¿Y qué le importa si su hermano salía? Si era feliz no debía preocuparse, no obstante, saber que era Ink... Después del todo el tiempo que lo quiso ignorar...

Gruñó llevándose las manos a la cabeza, no podían ser celos, no, qué ridículo, y afortunadamente, o desgraciadamente, entró el de bufanda solo como de costumbre, siendo la señal para levantarse.

— Geno. —Llamó.

— Ah... ¿Se acabaron tus chocolates?

— ¡No seas idiota! Yo me compro mis chocolates por mí cuenta si faltan, no necesito de ti para esas cosas. —Bufó haciendo una mueca, pasándose una mano por el rostro, ya no podía retroceder— Vamos al grano, tú... T-tú...

—... ¿Qué sucede?

Geno se estaba acercando con una expresión preocupada, claramente con énfasis de preocupación por los tartamudeos del azabache. Error gruñó y lo indicó.

— ¡¿Acaso estás saliendo con esa abominación que tienes de empleado?!

Lo había dicho tan rápido que el de bufanda tardó en reaccionar, pero al darse cuenta de quién hablaba alzó una ceja poniendo nervioso al menor.

— ¿De qué hablas? ¿Salir con Ink? ¿En qué sentido?

— ¡¿En cuál más?!

— No es mi novio, y no creo que lo sería. —Sonrió de la misma forma que Error había deseado no volver a ver, la misma cuando había preguntado por Ink los primeros días cuando lo contrataron— ¿Es que... Tienes interés en él?

—... Vete a la mierda... —Susurró, teniendo que huir con sus cuadernos para no recibir la chancla de su hermano.

Al menos tenía una duda aclarada, pero ahora solo le tocaba pensar por qué le preocupaba tanto este asunto.

3 Sirvientes; 3 clientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora