62- Ink.

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La luna era la que iluminaba tal cuarto oscuro lleno de mininos, el de pupilas cambiantes miraba como Jammy se iba a su regazo a descansar los minutos antes de partir, suspiró, echando su cabeza hacia atrás, sentía que su cabeza iba a explotar con todos esos problemas que llegaban sin tregua, solo quería descansar, distraerse, pero que Error no estuviera con él solo hacía más pesado el momento.

— Ink. ¿Dónde está tu sonrisa? —Dijo Geno bajando por la escalera, ya había terminado con sus cosas por lo que tenía sus manos secando con un paño, Ink trató de sonreír como siempre hacía pero la tensión le superaba.

— Está acá~.

Geno alzó una ceja, y suspiró, sentía que algo más ocultaba aparte de lo sucedido con su hermano, no estaría tan fatal si fuera así.

— Qué mala sonrisa. —Se sentó a su lado observando la situación del minino favorito de Error e Ink, estaba con sus garritas apretando la tela de pantalón— ¿Qué te ocurre? Siento que no es solo lo que sucedió con Error.

— Oh... ¿Ya me acusaron? —Dijo sonriendo un poco más, ladeó la cabeza— No fue mi intención volver a...

— Lo sé, te conozco, de hecho por esto te ayudo, son un par de idiotas que realmente se complementan. Error es muy irascible... Y tampoco estaba muy bien por lo que me pasaba, no te eches toda la culpa.

— Entonces... ¿¡Error no está enojado conmigo!?

El de pupilas cambiantes tomó las manos del de bufanda con emoción, no podía quitarle la emoción pero tampoco mentir, negó con la cabeza.

— No, sigue molesto, pero son sus enojos normales, ya todo volverá a la normalidad.

El aspecto alegre de Ink pronto se derrumbó, justamente la última palabra le había conmocionado, volviendo a estar sentado correctamente, aunque Jammy por su movimiento brusco había dejado de estar en sus piernas.

— No creo que lo vuelva por mucho tiempo. —Confesó.

— ¿Qué? ¿Por qué? Dime... Sabes que puedes confiar en mí, Ink.

— Yo... Temo que ya sucedió. —Se encogió de hombros— Mi familia me ha dado plazo una semana para irme de la casa hace... una semana.

— ¿Y no me lo has dicho antes?

—... Se me olvidó. —Rió apenado.

— ¿Ves que eres un idiota? —Suspiró rendido, pero le sonrió después a su amigo— Puedes quedarte en mi casa con mis hermanos hasta que encuentres otro lugar.

— ¿De verdad? —Su risa se convirtió en una más aliviada, abrazando al mayor— ¡Qué buen cuñado eres, gracias, Geno!

— ¡Uhmf... me ahogas!

El de mancha en la mejilla le soltó, con tal solución temporal sentía que su ánimo volvía, levantándose.

— ¿Cuándo podré?

— Puedes hacerlo mañana, ¿Te parece?

— Por supuesto, de verdad... Gracias. 

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