30- Outer.

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Por algún motivo, había decidido irse al otro lado del café, el más sofisticado entre ambos sectores, allí había más adultos que jóvenes, por ende, la tranquilidad era más gratificante, pero la comodidad no era la misma.

Había sido mera curiosidad, quería comparar como se sentía en ambos lugares, los muebles eran mucho más rústicos sin adornos gatunos por los lugares, en algunas paredes habían estampados de patas gatunas negras, lineales que rodeaban todo el salón, el ruido era tranquilo, pasivo y sin voces además de los meseros atendiendo. Quizás le gustaba el silencio, pero al mismo le estaba incomodando, había ido solo una vez a la parte felina pero la prefería, algo le estaba llamando volver, quizás tener a todos esos mininos a su disposición, era cómodo, y sabía científicamente que estar con animales era más estimulante y saludable.

Se levantó con su pedido en mano, y preguntó a un funcionario si se podía cambiar de lugar, a quien preguntó no le dio ningún problema y en unos minutos se había instalado en el mismo puesto que la otra vez, el aroma era distinto, pero no por ello nauseabundo, tenía el aroma a una limpieza peculiar por el cuidado de los animales.

Había esperado a que alguien le atendiera, un pensamiento rápido cruzó su mente, el chico de pecas que había visto el otro día, no lo había visto por ningún lado, y cuando un mesero se acercó, notó que era alguien nuevo que no había visto anteriormente. Negó si deseaba algo y desilusionado miró por el ventanal a los gatos durmiendo plácidamente, buscando alguno que le recordara al joven que extrañamente no estaba ese día. 

3 Sirvientes; 3 clientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora