44- Ink.

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Era un día único y distinto, así dijo Geno cuando entró a la zona de empleados sin tener mucha consideración que Ink estuviera colocándose el vestido, realmente al menor no le interesaba que un amigo cercano le viera con medias y una camiseta blanca.

— Escúchame, Ink, hoy va a ser un día importante para ti.

— ¿Llegó alguien de la salud? ¡¿Gané la lotería?!

— No y no. —Suspiró— Vendrá Error, y tú lo atenderás.

Eso justamente era mucho más importante que lo que había dicho, y solo pudo reaccionar abrazando a su jefe agradeciendo varias veces, casi lo ahogó con tanta celebración.

— ¡Calma! Que si te comportas así te va a rechazar. —Torció el morro— Él sabe que lo vas a atender, así que por favor, no metas la pata.

— ¡Sí, señor!

Ink casi iba a salir a medio vestir cuando Geno le carraspeó, el menor le sonrió tontamente y el de bufanda suspiró, esperaba que todo saliera bien, pues podría ser una oportunidad que su hermano viera lo bueno que era su amigo. Le arregló el listón del pecho y le dio pequeños empujones para que bajara, así poder cruzar los dedos mientras también bajaba a seguir con las órdenes.

El de mancha de tinta estuvo ansioso varias horas, sabía que Error iba a llegar en cierta hora al saberse los tiempos de cuando salía de la universidad, si no llegaba a cierta hora era porque se habrá ido a la casa primero a cambiarse ropa o quién sabe. Pero ese caso no era el de ahora, Ink vio casi en cámara lenta como el azabache entraba al local con su natural rostro de odio al mundo, y sonriendo sin evitarlo con notaria emoción, se le acercó con la libreta en mano.

— ¡Bienvenido al local! —Saludó, ganándose una mirada examinadora, Ink sudó frío, pero guardó la calma— ¿Puedo tomar su pedido?

Hasta ahora iba bien, se decía.

Error sin siquiera revisar lo que había dijo.

— Una orden de chocolate de distintos sabores en el pastel, negro, amargo, blanco y una malteada de chocolate con chispas negras.

Ink parpadeó y anotó ello, y se le vino a la cabeza, ¿Chispas negras? ¿Qué querrá decir con eso? Pensó como nunca, haciendo una reverencia antes de acercarse al sector donde debía poner lo escrito, y antes de hacerlo, anotó moras negras, ¿Eso era no? No había nada más negro aunque no se le antojaba algo así con la malteada.

Dentro de unos minutos, ya todo listo volvió con el pedido, y Error pareció suavizar su rostro amargo, probó el pastel y suspiró, quitándose el peso, pero antes de probar su malteada, miró a Ink.

— ¿Qué tanto miras? ¿Acaso quieres que te diga "buen chico"?

— Sería algo fuera de lugar pero gracioso, sí.

—... Pues ponte orejas de perro, o algo.

Ink sonrió ampliamente al ser seguido el juego al menos y saber que no lo había arruinado, empero no debió cantar victoria tan pronto, el azabache al tomar un poco de su malteada casi se atora, escupiendo la mezcla de mora ácida con el chocolate.

— ¿¡Q-Qué coño es esto!?

— ¡L-Lo que pediste...! Fue chocolate con algo negro que supuse que eran moras... Oh cielos, ya sabía que había fallado en algo... ¡Lo siento! ¡Puedo cambiar su pedid-

— No, está bien. —Dijo entrecerrando los ojos para quitar con la cuchara las moras y dejarlos en la servilleta— No voy a desperdiciar chocolate por eso.

Ink suspiró, pero no sabía si aliviado o tratando de respirar normal, se había asustado en arruinarlo otra vez, volvió a esbozar una sonrisa, pero esta vez más tímida.

— ¿Y me dirás "buen chico"?

Error alzó una ceja.

— No, te diré chico idiota.

— ¡Eso es un avance!

No era una victoria, pero al menos lo sentía habiendo recibido la mirada de quien tanto le atraía de una forma distinta al odio que ya estaba acostumbrado, Geno que había visto gran parte rió, sin entender qué tipo de lazo los unía tanto. 

3 Sirvientes; 3 clientes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora