Capitulo 10: Prometo Contarte

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Narrador: Zane

Comenzaba a despertarme, me sentía cansado pero sabía que debía alistarme para iniciar el día, me senté en la cama aun con los ojos cerrados y di un gran bostezo. Poco a poco abrí mis ojos y reconocí en la oscuridad a una figura sentada en la esquina de mi cama.

Zane: Jeje ¿Tu también estas cansado Alan?

Alan: *Comienza a gruñir*.

Zane: *Confundido* ¿Alan, que te…?

Volteo su cara mostrándome esos ojos, tan rojos y brillantes como aquella vez. La parálisis volvía y estaba muy asustado, no podía gritar ni moverme, solo respiraba muy agitado mientras él subía a la cama y se acercaba a mí lentamente. Al moverse, raspaba el cobertor con sus garras, y ya estando cerca de mí, sus fauces se dirigieron a mi cuello donde pude sentir cada uno de sus afilados colmillos, incrustándose completamente en una mordida final.

Zane: *Despierta acelerado y abriendo un poco los ojos* -Solo… una pesadilla, maldición fue tan real- *Se lleva la mano a la cara*.

Alan: Disculpa si te desperté Zane, siempre intento hacer el menor ruido posible cuando salgo.

Zane: No solo fue… solo fue una pesadilla.

Alan: Uff yo he tenido muchas, pero solo vuelve a dormir y veras lo rápido que se te olvida.

Zane: *Se sienta en la cama* ¿Puedo acompañarte?

Alan: ¿Quieres acompañarme al gimnasio? Antes me habías dicho que no era lo tuyo.

Zane: No, es que… necesito hablar contigo.

Alan: Zane ya hablamos de esto, no me convencerás para que te quite el mes sin lectura, solo una semana y mira lo desesperado que estas.

Zane: No es sobre eso, es otra cosa y es importante.

Alan: Entonces cámbiate, te estaré esperando afuera.

Encendí la luz y me cambie la ropa con la que dormía, luego salí y cerré la puerta tras de mí. Alan tenía en su carnet un código de pase al gimnasio, iba todos los días exceptuando los domingos, y siempre lo hacía de madrugada, él lo prefería así para que nadie lo molestara. Me invito desde que nos hicimos amigos pero como ya había dicho, eso no era lo mío.

Alan: *Desliza su carnet y abre la puerta* Oye recuerda que…

Zane: Lo se lo sé, no tocar nada.

Alan: Jaja si, *acomodando las pesas* ¿Y de que querías hablar?

Zane: ¿Recuerdas… el día de la pelea?

Alan: *Levantando pesas* Si ¿Esos idiotas volvieron a molestarte?

Zane: No, claro que no, es solo que tú estabas demasiado golpeado y de la nada tomaste fuerzas.

Alan: Se distrajeron contigo, yo solo aproveche el momento.

Zane: Al día siguiente ellos te tenían pánico.

Alan: Jaja si es verdad, solo eran un grupo de gallinas cobardes.

Él sabía a lo que me refería, en aquel estado apenas lograría sostenerse, pero no solo hizo eso, sino que también logro darles una paliza de la cual quedaron tan traumados, que nunca más lo volvieron a molestar. Aun así, él fingía o al menos lo tomaba como si fuese algo normal.

Zane: Alan, después de que ellos huyeron tú me dirigiste la mirada y, tus ojos no eran verdes, mas bien, tenían un tono rojizo.

Alan: *Mira a Zane, coloca la pesa en su lugar y se sienta con un tono serio* No me contaste esa parte.

Nunca Te Rindas [Furry Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora