Narra Kenzie:
-¿Que tal si salimos? -Preguntó Lexi y dejé mi celular de lado, para escucharla.
-¿A donde?
-No sé, hemos estado encerradas aquí desde que llegamos.
-No tenemos otra alternativa, además Pittsburgh es aburrido. -Contesté, sin interés.
-Dilo por ti, yo no conozco nada. -Dijo la chica, levantándose de la cama.
-¿A dónde vas?
-Voy a la casa de Joshua.
-¿Qué? -Pregunté viendo cómo comenzaba a abrigarse.- ¿Por qué, justo ahora?
-Porque me aburro y quedamos de acuerdo en vernos otra vez, no lo hemos echo ¿Por qué no ahora?
-Porque tengo sueño. -Mentí y volví a poner mi cabeza en el cojín, cerrando los ojos.
-Bueno no es por ser antipática, pero tú opinión ahora me vale un pepino, voy a salir me pierda o no me pierda.
-Suerte. -Respondí tranquilamente, sabiendo que no haría nada de lo dicho.
Hasta que escuche las escaleras y luego puerta.
-¿Lexi? -Pregunté, pero solo hubo silencio.
Oh no, en serio se fue.
Me levanté rápidamente y tomé una chaqueta, corrí hasta fuera, donde por suerte solo se encuentraba a tres metros de la salida de la casa.
-Viniste. -Dijo triunfadora y yo rodé los ojos.
-Sí y solo porque después no quiero ver tu foto en las noticias porque te perdiste. -Contesté y de igual forma siguió sonriendo, hasta que movió la cabeza, hacía arriba.
-Dime que la casa que está frente a mis ojos es solo una ilusión. -Susurró y con el ceño fruncido, miré a la misma dirección de sus ojos.
Wow...
Frente a nosotras se encuentraba una casa gigante, o mejor dicho una mansión, lo cual era extraño porque era la única casa del vecindario así.
-Residencia Rush, ¿En qué puedo ayudarlas?
Lexi y yo nos miramos aún más sorprendidas, sin saber que decir.
-Am...veníamos a ver a Joshua. -Contestó Lex, pero no hubo respuesta por parte de la grabadora. -Somos sus amigas.
Un extraño ruido sonó de la grabadora y luego el portón comenzó a abrirse automáticamente, igual que la casa de Asher
Lexi y yo nos miramos, la chica tomó mi brazo y luego entramos a la gran casa, dudosas. Hasta que vimos en la entrada a una mujer, de unos cuarenta años, esperándonos frente a la puerta, con una sonrisa.
-¡Bienvenidas! -Chilló y nosotras sonreímos incómodas o almenos yo. -Es una alegría inmensa tenerlas aquí, generalmente no recibimos muchas visitas de los amigos de mi hijo, pasen, pasen.
Las tres ingresamos al interior de la casa y si ya la parte exterior era bastante parecida a la casa de Asher, adentro lo era aún más.
-Teresa. -Llamó a la madre de Joshua, a otra mujer que se encuentraba con un delantal. -Dile a Joshua que vinieron sus amigas.
La mujer asintió y la madre del chico, volvió a vernos, dándonos otra cálida sonrisa.
-¿Y cuáles son sus nombres?
-Yo soy Lexi y ella es Kenzie. -Contestó la castaña.
-Ay, que lindos nombres. -Dijo y sonreí. -¿Quieren comer algo chicas?