Narrador Omnisciente:
No podía dejar de llorar.
Sentía que era el fin del mundo, sin sus padres, sin que Kenzie contestará las llamadas, sin Casey...
Todo era una mierda.
Se sentó en la banca de un parque, el cuál apenas estaba iluminado, volvió a dejarle otra llamada perdida a Mackenzie y otro mensaje a Casey.
Pero ninguno respondía.
En cinco minutos serían las 10:30 pm, ¿Donde pasaría toda la noche?
Estaba pensando en llamar a Annie, pero eso sería aún peor. No tenía ninguna opción.
Se quedó sentado allí en la banca, mirando el vacío y el único sonido era el de los autos que pasaban por la calle cada seis minutos, en los momentos, que no pasaban era un total silencio.
Hasta que un grito lo sorprendió.
Y luego fue otro.
Se levantó de la banca frenéticamente, comenzando a asustarse. Se había escuchado demasiado cerca.
Miró a su alrededor, intentando encontrar una respuesta, hasta que vió como dos hombres metían a dos adolescentes a un auto a la fuerza.
Un escalofrío lo recorrió, ¿Ahora que haría? Si se quedaba ahí escondido sería un cobarde y un cómplice de quién sabe qué, pero si iba hasta allá, podría estar arriesgando su vida.
Y por supuesto que eligió la opción número dos.
Corrió hacia el gran auto de color negro, con los vidrios tapados, pero apenas los hombres lo notaron, el vehículo arrancó a gran velocidad.
Siguió corriendo atrás del auto el cuál solo alcanzaría con poderes de super velocidad, los cuales obviamente no poseía y la falta de comida y sueño comenzaban a hacerle efecto.
-¡Detenganse! -Chilló dejándo de correr, pues ya había perdido todas sus fuerzas.
El auto dobló en uno de los pasajes y desapareció de su vista. Dejándolo en medio de la calle, apunto de desmayarse.
-¿Asher? -Preguntó una conocida voz, desde la vereda.
El castaño alcanzó a ver de quién se trataba y sonrió, para luego se desmayarse.
(...)
-¿Lo ves? Funcionó. -Dijo Connor a centímetros del rostro de su amigo.
Asher despertó y pegó un salto al toparse con la cercanía del chico, el cuál solo río, dejando el vaso con agua a un lado.
-¿Puedes explicarnos que hacías en medio de la calle, en plena noche? -Preguntó Jayden, cruzada de brazos.
-Yo....estaba persiguiendo un auto.
-¿Por qué? -Preguntó Connor, ayudándolo a levantarse.
-Secuestro a dos chicos.
-¿Enserio?
-¿Por qué mentiría con algo así?
-Buen punto. -Contesto Connor y el celular de su mejor amiga comenzó a sonar. -¿Quién es?
-Es Lauren. -Respondio y puso la llamada en altavoz. -¡Hola!
-Hay un problema. -Soltó sin siquiera saludar y los tres se miraron con el ceño fruncido.
-¿Qué pasa?
-No están con Kenzie ni Johnny… ¿Verdad?
-No, ni siquiera hemos llegado a mi casa. -Respondió la chica. -¿Por qué?
-Johnny fue a dejarla, pero ninguno de los dos contesta el teléfono. Y Maddie acaba de llamarme preguntando sí Kenzie seguía aquí.
-¿Quieres decir que...?
-Estan perdidos.
Connor abrió la boca en una gran "o" sorprendido, Asher comenzó a morderse las uñas de la preocupación y Jayden suspiró.
-Te veo en la comisiaría en veinte minutos.
(...)
-Cincuenta dólares, como lo acordamos, ahora vete.
-Dijiste sesenta.
La chica río irónicamente, mientras el hombre no entendía nada, hasta que tomó su celular.
-Sí no te vas ahora mismo, llamó a la policía diciendo que secuestraste a dos adolescentes. -Amenazó y sin opción, el hombre obedeció, aceptando el dinero.
El sonido de una puerta fue el responsable de hacer despertar a Mackenzie, sus manos y piernas estaban atadas, tenía una venda en sus ojos y estaba sentada en una silla.
No entendía nada, solo podía recordar ir caminando con Johnny ¿Cómo había terminado allí?
Y de repente la duda de dónde estaba el chico también, apareció.
Intento moverse pero le fue imposible, así que tiritando del miedo susurró.
-¿Estás aquí?
Pero nadie respondió.
-Vaya, veo que ya estás consciente. -Dijo la voz de la chica, acercándose a ambos. -He estado esperando este momento, hace meses Mack.
Kenzie se quedó paralizada, entendiendo de quién se trataba y la chica río exageradamente.
-¿Sabes? Por tu maldita culpa, estuve en rehabilitación. -Comenzó a hablar. -Tambien enfrenté miles de juicios, estuve apunto de entrar a la cárcel si no hubiese sido gracias a mi querido padre.
El pulso de Kenzie comenzó a acelerarse, sabía muy bien de lo que era capaz de hacer y cada vez la sentía más cerca, hasta que le quitó la venda.
Teniendola en frente.
-Tanto tiempo sin vernos cara a cara, Ziegler.
-Y estaba muy feliz por eso, Asia.
-¿No me extrañaste ni un poco? -Preguntó irónica y luego rió, exageradamente, asustandola aún más.
Al lado de Kenzie estaba Johnny, aún inconsciente. No pudo distinguir en qué lugar estaba, solo había una luz y todo lo demás estaba oscuro, pero definitivamente no era alguna habitación.
Y luego volvió a ver a Asia, no estaba tan diferente, lo único nuevo en ella era que tenía una gran cicatriz en la mejilla izquierda.
-¿Esto? -Preguntó la morena, al notar su fija mirada. -Me lo hice cuando intenté lastimar a uno de los guardias, dejó algunas marcas pero... funcionó.
-¿Que quieres? -Pregunto Mackenzie y Asia levantó una ceja.
-¿De tí?
-Y de Johnny ¿O solo lo trajiste para divertirte un poco?
-No, la diversión aún no empieza. -Rió y luego la miró con una sonrisa malévola. -Y a ti...quiero hacerte sufrir.
-¿Por qué?
-Oh cierto había olvidado que tú cerebro no procesa tanta información. -Contestó y la castaña rodó los ojos. -Porque has arruinado mi vida... sobre todo este año.
-Yo no tengo la culpa de que tengas muchos problemas psicológicos, Asia.
-No, no, no, sí eres la culpable. -La contradijo. -Eres la culpable de todo, como lo serás de lo que le pase a ese pobre chico.
-¿Qué le harás? -Preguntó refiriéndose a Johnny, mientras veía como se acercaba a él.
-Que no le haré. -Volvio a reír. -Él es parte de tí, también debe sufrir.
Kenzie suspiró, pensando en un plan, pero no se le venía nada a la cabeza.
Asia se acercó a ella a pasos lentos, tomó su barbilla y la miró fijamente y en el momento que estaba por decirle otra cosa, Johnny despertó jadeando aire, para luego mirar a todos lados, pero al estar con la venda, no consiguió nada.-¿¡Kenzie?! -Exclamó asustado y Asia rió, una vez más.
-Que la diversión comienza. -Anunció alejándose de ambos, para luego tomar un arco y apuntar hacia ellos. -¿Con quién comienzo?