Le había costado un mundo llegar hasta allí. Tal y como le había advertido Santos, la carretera estaba en muy mal estado y su automóvil de ciudad chirriaba de dolor cada vez que una piedra golpeaba la carrocería. El del concesionario iba a tirarse de los pelos cuando viera el coche. Además, el camino se estrechaba peligrosamente en un par de recodos y no había nada más que piedras por un lado y el vacío de un barranco agreste por el otro. No, no era una buena carretera y había tenido suerte de no encontrarse un coche de frente. ¿Pero quién subiría allí arriba? Revisó varias veces el GPS de la máquina para confirmar que iba en dirección correcta. Parecía que estaba perdido en medio de ninguna parte y más de una vez se planteó la posibilidad de dar la vuelta porque ese camino, si se le podía llamar así, no parecía llevar a ningún sitio. A pesar de eso, David había seguido y su insistencia había valido la pena; allí estaba la cabaña de Gary Monroe.
Miró de reojo al cuervo que le sobrevolaba dibujando círculos, y no pudo menos que replantearse la viabilidad del plan de John. No se sostenía por ningún lado. Pero cumpliría su parte porque era lo único que podía hacer. Miró su reloj, si todo iba como estaba previsto, John estaría a punto de llegar al hangar donde había quedado con Ray en ese mismo momento.
Ahora a él le tocaba cumplir con su parte: matar a Gary Monroe.
Cogió su pistola de repuesto y comprobó la carga una vez más. Prefería mil veces la otra pistola, la que John había tirado a un margen de la carretera con sus huellas dactilares en ella. Sería fácil culpar al chico, decirle que le robó el arma cuando le encontró y... Sería demasiado fácil.
Salió del coche y llamó a la puerta de Monroe con los nudillos.
—¡Señor Monroe, FBI abra la puerta! —le instó. Pero no recibió más que silencio—. ¡Señor Monroe! —repitió. Iba a abrir la puerta cuando escuchó un sonido familiar.
El sonido de un cañón al ser amartillado.
ESTÁS LEYENDO
... O te sacarán los ojos
FantasyHa pasado un año desde que sucedió todo. John ha rehecho su vida lejos de su pasado. Pero no todo es perfecto. Algo está pasando. El cansancio y los dolores de cabeza se suceden día sí y día también, y cada mañana aparecen cicatrices sobre su cuerpo...