CAITLIN

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—¿Y tú que miras? —le pregunta de mala gana uno de los gemelos a Dylan.

Mi nerviosismo va en aumento. No sé que es lo que vaya a pasar, pero tengo un mal presentimiento de todo esto.

—Vete —le ordena el otro en un tono amenazante.

Yo en su lugar hubiese salido corriendo, pero Dylan ni se inmuta. Es como si no les temiera en lo más mínimo.

Comienzo a dar pasos lentos hacia atrás al notar que no están poniendo atención en mí. Siento los músculos de mis piernas tan agarrotados que dudo que me respondan si hecho a correr.

—Tú quédate donde estás —me advierte uno de ellos.

¿Qué es lo que quieren? ¿Dinero? Puedo darles lo poco que traigo encima si con eso nos dejan en paz.

—A ella no la tocarán —me estremezco al oír la voz grave de Dylan, la cual resulta mucho más amenazante que la de los otros. Jamás lo había escuchado hablar de aquel modo, y eso que ya he tenido varios enfrentamientos con él. Aun así, siento un cosquilleo en mi estómago al oír sus palabras. Jamás creí que fuese a defenderme en su vida.

—¿Ella es tu noviecita? —pregunta el de la izquierda en un tono burlón—. ¿O solo estás jugando a hacerte el héroe para luego acostarte con ella?

Siento mi rostro prenderse fuego de la rabia, por haberse atrevido a decir una cosa así, y de la vergüenza al pensar en semejante cosa.

Su hermano resopla frustrado al darse cuenta que Dylan no se las dejará tan fácil. A pesar de que sean dos contra él, confío en que tiene la capacidad de acabar con ellos. Tanto músculo tiene que servir para algo...

Mientras, ¿tú que haces?

Salgo corriendo como una maldita cobarde.

—Mira, Carl y yo somos buenas personas, enserio, no queremos que salgas lastimado. Por eso te estamos dando la oportunidad de marcharte.

En el rostro del tal Carl se dibuja una sonrisa cínica que para nada cuadra con lo que ha dicho su hermano.

Me sorprendo al ver que Dylan hace todo lo contrario a lo que piden; avanza un par de pasos hacia delante en vez de ir hacia atrás. Lo tengo justo a mis espaldas. Con una mano toma mi cintura y me aparta lentamente del camino, quedando él frente a ellos.

—Tendrías que habernos escuchado —masculla el sujeto del cual aun desconozco su nombre.

Lo que sucede a continuación me deja pasmada. El que acaba de hablar tiene la intensión de acercarse a Dylan para quedar frente a frente, pero algo se lo impide. Observo estupefacta como el sujeto es obligado a retroceder al chocar contra algo. ¿Qué fue eso? Sus muecas de dolor me confirmar que Dylan sí ha hecho algo, pero ¿qué? ¿Lo golpeó y no lo vi?

Algo en mi interior se revuelve con fuerza. No comprendo muy bien la extraña sensación.

—Oh, ¿te has dado cuenta, Richard? —dice Carl con una falsa admiración—. Es uno de ellos y ella no lo sabe.

Su hermano le lanza a Dylan una mirada de odio y se sacude la ropa una vez que recobra la compostura.

—No me digas —responde con los dientes apretados.

Dylan se mantiene en silencio, fulminándolo con la mirada. La tensión en el ambiente es tanta que hasta podría palparse. Los tres se observan desafiantes, como si cada uno se creyera mejor que su rival. Y yo no entiendo nada.

—Morirán —es lo siguiente que sale de la boca de Carl.

Siento la sangre huir de mi rostro al oír eso. No entiendo absolutamente nada de lo que hablan. Presiento que esto va a ponerse feo. Debo irme ya de aquí.

CAITLIN | LIBRO I ~ Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora