Mis manos se estrujan con nerviosismo sobre mis muslos. Dylan está frente a mí, ambos sentados en diferentes lugares, él en sofá doble y yo en el individual. Estamos esperando la llegada de Kyle y Miracle, espero que sea pronto, esta tensión me pone de los nervios.Dylan no deja de atraerme con su energía, lo cual resulta incómodo después de habernos peleado esta mañana. Aun no hemos hecho las pases. Lo único que tuve de él es un delicado roce de su mano sobre mi mejilla, que sucedió en el instituto antes de acordar que vendría, Kyle también estaba presente.
De reojo veo que Dylan está sentado de manera relajada. Una pierna está cruzada sobre la otra, y con sus dedos acaricia su mentón. Es una posición analizadora. Dios, me está analizando.
—¿Seguirás enojada conmigo por mucho tiempo? —decide ser él quien rompe el inquietante silencio.
La tensión que hay en el aire está matándome. No estoy acostumbrada a tener a Dylan tan cerca y no estar encima suyo.
A esta altura el enojo respecto a lo que me preguntó sobre Kyle es casi inexistente, lo único por lo que sigo molesta es que no me quiera contar que es lo que sucedió durante la madrugada para que haya quedado con un ojo magullado.
—Solo hasta que me digas la verdad —contesto, jugando con mis dedos.
Si no lo veo es más fácil reprimir las ganas que tengo de tirarme encima suyo y besar sus labios. Debo mantener firme mi postura.
—Ven aquí —murmura de pronto extendiendo una mano hacia mí.
Y es justo el momento en que mi "postura firme" comienza a resquebrajarse. Es una propuesta tentadora, demasiado.
—¿Si lo hago me dirás lo que quiero saber? —pregunto, dubitativa.
En su rostro se extiende una de esas sonrisas ladinas que me encantan tanto.
—Haz la prueba —me reta con la mirada desafiante.
Seamos realistas, no estaré enfada con él de por vida por eso, pero me enfada que aun haya secretos entre nosotros cuando creí que ya habíamos superado esa etapa.
Haz la prueba, Caitlin.
Volteo los ojos mientras me pongo de pie y camino hasta situarme frente a él. Dylan me toma de la mano y tira de mí para que me siente a su lado, entrelazando luego nuestras manos.
—¿Me dirás? —insisto, ansiosa por saber. O porque Dylan no quita los ojos de mí...
—Lo haré —dice para mi felicidad, pero enseguida añade:—, pero no ahora.
Al oír eso último, mi emoción cae en picada.
Buena jugada.
Estoy a punto de reclamarle que no es justo, pero enseguida se adelanta él.
—No lo haré ahora porque hay cosas que todavía no es tiempo de que sepas —declara, acariciando mi mano con su pulgar—. Y si fuese por mí ya te hubiese dicho todo, solo que no me corresponde hacerlo.
Resoplo fastidiada, ¿qué más puedo hacer? Ya lo he intentado todo. Dylan es más cabezotas que yo.
—¿Cuándo vendrá el resto? —cambio de tema para no seguir girando en círculos con lo mismo.
—Se supone que deberían estar por llegar —contesta, jugando con el anillo de mi dedo, el que me regaló por mi cumpleaños y el mismo con el que decidió pedirme ser su novia.
La casa se siente diferente ahora que Sarah no está aquí. La siento fría, triste y vacía. Tal vez sea cosa mía, porque ya estoy al tanto de lo que sucedió con ella.
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CAITLIN | LIBRO I ~ Almas Gemelas
Teen Fiction¿Que la vida es justa? ¿Que siempre hay finales felices? No, nadie cree en eso, ¿o sí? Antes pensaba que podía darme un respiro de la monotonía de mi vida si me sumergía dentro de un mundo diferente, llamémoslo... libro. Sí, ellos han sido mi oxíge...