No todos los adultos son valientes ante la oscuridad, muchos fingen serlo. Hay miedos de la niñez que ni siquiera al crecer pueden borrarse. Y eso es lo que siento cada vez que despierto en medio de esta fría oscuridad. Me siento sola, perdida, pero puedo oírlos. Y eso es lo más aterrador.—No puede seguir así —murmura una voz familiar para mí.
—No es nuestra decisión —le contesta alguien a su lado.
—Tú los estás convenciendo de no hacerlo. Debes superarlo. Ella está sufriendo, ¿es que no lo ves?
—Lo logrará —se limita a responder aquel.
—Si no lo hace, nada será suficiente para aplacar tu dolor. Te has aferrado a ella como si fuera tu... —la voz se detiene, suelta un suspiro y continúa:—Solo diré que esto es un gran error.
Abro los ojos de golpe y me incorporo en la cama respirando agitadamente y sintiéndome desorientada. ¿Dónde estoy? Estas no son las paredes de mi cuarto. Y esta cama gigante tampoco es mía.
Dylan...
Su deliciosa fragancia se siente en todas las sabanas. Estoy en su habitación. ¿Cómo llegué aquí?
—¿Dylan? —pregunto en un murmullo bajo.
Escucho unos suaves toques en la puerta antes de verlo a él entrando al cuarto.
Luce cansado, parece no haber dormido mucho. No tengo idea de qué hora sea, pero el día sigue oscuro afuera.
Se queda a una distancia prudente de la cama, no se acerca a mí. ¿Qué sucede?
—¿Cómo estás? —pregunta al verme ya despierta.
¿Cómo estoy? ¿A qué va esa pregunta?
—Bien... —le respondo, extrañada.
Pongo un pie en el suelo para poder levantarme, pero enseguida me doy cuenta de que lo que he dicho es una gran mentira. Siento como si un camión hubiese pasado por encima mío mientras dormía. Mis músculos protestan cuando consigo finalmente salir de la cama.
Llevo una mano a mi cabeza al sentir una punzada, creo que necesitaré un analgésico.
No recuerdo nada, ¿cómo es que llegué aquí? ¿Es que jamás me fui de su casa?
Mis ojos viajan a mi atuendo y mi ceño se frunce al ver que llevo puesta una camiseta blanca suya a modo de pijama. ¿Qué es lo que hicimos? Los colores se me suben a la cara al darme cuenta de que tal vez hayamos hecho... no, traigo la ropa interior puesta.
—Te explicaremos todo. Ven conmigo —Dylan extiende su mano en mi dirección esperando que la tome.
¿Explicaremos? ¿Él y quienes?
Doy un paso hacia él, pero enseguida me detengo a darme cuenta de algo. ¿Qué es esto? Mis pies están vendados por algún motivo que desconozco, o no recuerdo...
Miro a Dylan desconcertada. ¿Qué está sucediendo aquí?
Antes de que la pregunta salga de mis labios, alguien más entra al cuarto. Ante mis sorprendidos ojos, Taylor se coloca al lado de Dylan y cruza los brazos sobre su pecho, mirándome con una mezcla de diferentes emociones en sus ojos. Y entonces lo recuerdo todo.
Mi mente se ve bombardeada por todos los recuerdos de lo sucedido en mi casa hace... ¿horas? ¿Minutos? No lo sé. Pero todavía no puedo creer nada de lo sucedido. Mi hermano... él me engañó todo este tiempo. No quito los ojos de encima suyo cuando hablo.
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CAITLIN | LIBRO I ~ Almas Gemelas
Teen Fiction¿Que la vida es justa? ¿Que siempre hay finales felices? No, nadie cree en eso, ¿o sí? Antes pensaba que podía darme un respiro de la monotonía de mi vida si me sumergía dentro de un mundo diferente, llamémoslo... libro. Sí, ellos han sido mi oxíge...