XLV

312 74 139
                                    


Miramos en todas direcciones, pero no vemos rastros de ningún Raezer.

La energía que carga el ambiente es tan negativa que siento por un momento la tentación de sucumbir ante ella y cerrar finalmente los ojos. Pero no, no puedo dejar a Dylan y a Kyle solos. Yo también haré frente a la situación, si a fin de cuentas soy yo la culpable de que siempre nos encuentren.

Esta vez no.

A ellos dos no parece afectarles la negatividad tanto como a mí, se ve que tienen mayor resistencia a eso. Me gustaría saber que debo hacer para dominarlo.

De repente, Dylan me arranca de mis pensamientos al sujetarme la mano y arrastrarme consigo en una carrera.
Cuando logro seguirle el ritmo y correr a su lado, veo que Kyle nos alcanza inmediatamente. Éste último tiene el rostro contraído en una mueca de disgusto y preocupación.

No tengo idea de como haré para verlo a los ojos después de lo que intentó hacer. ¿En qué estaba pensando?

En su difunta novia.

Si en verdad le recuerdo a ella, debe ser una tortura para él verme todos los días. Aunque pensándolo bien, ¿será el motivo por el que tuvimos un mal inicio apenas nos conocimos?

—¡¿Cómo carajo nos encontraron?! —brama Dylan, enfurecido.

Mi escudo está puesto en su lugar como debe ser. No me lo he quitado en ningún momento del día.

—Nos tienen rodeados —dice Kyle con cierta inquietud en su tono de voz.

¡¿Qué?! ¡No es posible, tiene que haber una forma de evadirlos!

La energía de los otros Raezers se siente cada vez más densa, nublando mis pensamientos, moviendo mis pies de pura inercia.

—No podremos escapar esta vez —añade.

Escuchar esas palabras solo desatan en mí unas fuertes ganas de vomitar.

—Mierda... —masculla Dylan con la mandíbula fuertemente apretada.

¿Qué es lo que nos harán? ¿Nos matarán sin vacilar o nos torturaran antes a ver si logran sacarnos nuestros poderes?

Dylan se detiene en seco y yo también lo hago. A unos pocos metros de nosotros lo hace Kyle, que se pone a mirar detalladamente el perímetro buscando a los otros. Afortunadamente, la escases de árboles en esta zona nos permite tener una mejor vista. Estamos cerca de donde solemos entrenar.

Dylan lleva una mano debajo de mi barbilla y me obliga a verlo a los ojos.

—Estaremos bien, lo prometo —dice casi en un susurro.

No, no puede hacerme eso. Y mucho menos ahora. No puede prometer nada.

—No sabes que es lo que pasará aquí, Dylan —mi labio inferior tiembla cuando pronuncio esas palabras. Estoy muerta de miedo, no voy a negarlo.

—Expande tu escudo —dice rápidamente.

¿Por qué haría eso mientras está tocándome? No quiero hacerle daño.

—Pero...

—Hazlo —insiste.

Mi expresión de desconcierto cambia cuando recuerdo lo que nosotros dos somos capaces de hacer.

Expando mi escudo más allá del límite que consideramos seguro y mágicamente puedo ver como se une al suyo para formar una media burbuja a nuestro alrededor, protegiéndonos a ambos.

Es... increíble.

Kyle nos mira asombrado, tal cual lo hizo cuando nos vio hacer lo mismo en un entrenamiento.

CAITLIN | LIBRO I ~ Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora