cuadragésimo cuarto amanecer.

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Levi: ¿ Aún te duele la cadera?

Eren: Eres una bestia.

Levi: Te gustó.

Eren: Dormirás en el sillón todo un mes.

Levi: Valdrá la pena.

Eren observo con ojos amenazadores a su pareja que tenía una sonrisa burlona en el rostro.

Y es que horas atrás...

Eren se encontraba con los ojos cubiertos, las manos atadas y sintiendo como Levi seguía embistiendo.

Dio un suspiro cuando sus manos fueron liberadas cosa que olvidó cuando Levi comenzó a moverse de nuevo, un par de azotes se hicieron presentes, en verdad el azabache estaba desquitando los meses en los que no pudieron estar juntos.

En esos momentos le hubiera gustado gritar y quejarse pero la mordaza en la boca se lo impedía, quería pedir más, quería gritar el nombre de el azabache, que supiera que era el único en llevarlo al límite y hacerlo sentir asi, exitado y frustrado.

No importaba que la posición fuera incómoda, no importaban las marcas que quedarían durante días, ese momento no lo cambiaba por nada en la vida.

No puede evitar reír mientras ve a Levi con aquellos rasguños y mordidas, aquel hombre lo tiene tan perdido.

Eren: Quiero salir, que me lleves a la cama y me abraces lo que resta de la noche.

Levi: Bien vamos, es tarde y yo quiero tenerte junto a mi lo que resta de la noche.

Me amaras al amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora