𝕽𝖔𝖘𝖊𝖘 「 𝕽𝖊𝖒𝖚𝖘 𝕷𝖚𝖕𝖎𝖓 」🥀

18/. La bestia 🥀

¿Has venido a ver a la bestia verdad? 🥀
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Remus:

Cuando eres diferente, la gente asume que tiene que tratarte de manera diferente.
De manera especial ,algunas veces y en el peor de los casos, te tratan como un fenómeno, con rechazo.

Todos somos diferentes, pero algunos somos más diferentes que otros , algunos somos bestias.

Cuando era niño mis padres solían decirme que lo que me pasaba cada luna llena no era algo malo, ellos lo llamaban especial. Y cuando eres niño sueles creer todo lo que digan tus padres, crees absolutamente todo hasta que un día despiertas y te das cuenta que la vida no es tan buena como creías y que cuando tus padres te llaman "especial" es por que eres anormal , diferente y marginado.
Me hubiera gustado ser un marginado en vez de lo que realmente soy , un asesino.

Aún recuerdo mi primera luna llena.

Aún recuerdo los sollozos de mi madre y el sonido de las cadenas arrastrándose. En ese entonces solo era un pequeño lobo que buscaba sangre y que hubiera saciado su sed con animales , pero ahora la sed se había vuelto insaciable.
Con el paso de los años las cadenas en nuestro sótano no fueron suficientes, mis padres tuvieron que encadenarme a un árbol para que no le hiciera daño a alguien y como no había a nadie a quien lastimar, el otro sujeto me lastimaba a mi, comenzando así con mi colección de cicatrices.
Todas ellas en su mayoría menores , todas casi invisibles para los demás, todas excepto una, que me dividía el rostro a la mitad.

Las cicatrices me causaban inseguridad, me hacían sentir desnudo ante el mundo , a la espera que alguien descubriera mi secreto y me llamará escoria o aún peor, lo que era un asqueroso y terrible mounstro.
Aquellas manchas irregulares sobre mi piel era imborrables y dolorosas después de la luna llena, todo yo estaba repleto del otro sujeto, todo yo era feo y repulsivo.

Mi vida era un infierno y yo me encontraba en una fuerte depresión con tan solo once años, creí que jamás sería feliz y que jamás nadie me aceptaría por que ni yo mismo lo hacía , vivía odiándome cada día más que el anterior y odiando al mago que me maldijo y al hombre lobo que me condenó.

Todo era un asco hasta ese día, el día que marcaría mi vida y no hablo del día que fui mordido , si no el verdadero día que cambio mi vida, cuando conocí a los merodeadores.

Primero de septiembre de 1970.

El verano había terminado y con una angustia situada en la boca del estómago, caminaba perezosamente en busca de un compartimiento alejado y vacío para poder leer sin ser molestado. Cante una victoria interna al percatarme que el último compartimiento se encontraba vacío,
me dispuse a leer en lo que el tren avanzaba, yo no quería ir a Hogwarts y mucho menos quería ser un mago, suficiente tenía con ser un mounstro para agregarme otra anormalidad.
Cuanto envidiaba a los muggles de la televisión, que vivían feliz mente en ignorancia, en un mundo donde todo era posible si se cree en ello.
Cualquiera pensaría que era grandioso ser mago y vivir en una comunidad mágica , pero la realidad era diferente, teníamos que seguir cientos de normas para seguir en paz con los muggles, escondidos entre las sombras.

¿Y yo? Ocultándome de la luna.

Habían pasado diez minutos y el tren aún no avanzaba, comenzaba a creer que había llegado muy temprano.
Estaba a punto de buscar un compartimiento mucho más alejado, hasta que una voz me interrumpió.

-¡Hola! ¿Puedo sentarme aquí?
No quiero estar con todas esas serpientes. - el niño de once años de cabello azabache y ojos plata se adentró sin esperar respuesta de mi parte.