𝕽𝖔𝖘𝖊𝖘 「 𝕽𝖊𝖒𝖚𝖘 𝕷𝖚𝖕𝖎𝖓 」🥀

51./ Las mil y una noches🥀

Quiero decir lo que digo y digo lo que quiero decir.
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Lena es el apodo con el que Tadeus se refiere a ella, es la forma protectora en la clama su nombre cuando siente que pierde la razón.

Tadeus Lupin el amor de su vida, la bestia asustada que desenmascara al príncipe, la luna celosa que admira la realidad de su interior, la belleza que yace en el exterior.

Lena mira la luna una última ves, ella es un efecto colateral y aunque sabe que está perdiendo la vida, que son sus últimos pensamientos y latidos no deja de pensar en el, no deja de odiarse así misma por dejar que esto pasara, esto no tenia que pasar.

—¡Perdón!- grita a Tadeus al caer en la realidad de lo que a hecho.

Ya no Bestia, ahora es hombre.

—¡Lena!-solloza.- Por favor no me abandones....

Su corazón partido en dos al ver como el amor de su vida está muriendo y lo peor es que lo sabe, la maldición rota está.

—No te vayas por favor.-sigue sollozando.- Eres lo único que tengo, eres lo único que quiero por favor.

La luna celosa observa la escena trágica, la tristeza y la muerte.

—Te amo.- suspira su última palabra en el mundo terrenal.

Helena Ravenclaw a muerto.

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Rose Scamander mira la luna llena desde su ventana, secretamente puede decir que siempre se sintió atraída a ella. Cuando era pequeña solía mirar desde su ventana a la luna y solía contarle su vida, le decía todo lo que ocurría cuando el sol salía y ella se ocultaba, una especie de informante para el astro que alumbraba la noche cuando ella tenía pesadillas o cuando la dejaban afuera de su habitación en Beauxbâtons.

Sin embargo hoy su conversación con la luna llena es muy diferente, por que ya no la ve como luz en medio de la noche, ahora la ve como la causante de las cicatrices de Remus y sus inseguridades.

—Creí que eras buena.- a la altura de su habitación podía sentir que estaba frente a frente con la luna.
—Fuiste mi amiga todo el tiempo que estuve sola y al mismo tiempo hacías sufrir a Remus ¿no es injusto?

Esa tarde se había despedido de su novio con un beso, también había derramado varías lágrimas cuando él insistía que era peligroso acompañarlo y que por nada del mundo se le ocurriera acercarse
al sauce boxeador.

Se sentía inútil de no poder hacer algo para calmar los demonios de Remus, así como el ahuyentaba los suyos.

Rose haría lo que fuera para que Remus fuera feliz y por su muchosidad juraba que algún día ella le daría su felicidad a Remus.

Se alejó de la ventana cuando el viento comenzó a soplar más fuerte se adentró en su habitación.
No podía dormir de imaginar como la estaría pasando Remus, Sirius había prometido avisarle cuando estuviera de regreso, apenas era las dos de la madrugada, aún tenían que pasar muchas horas para poder verlo, su Remus.

Un toque en su puerta llamó su atención y se asustó al imaginar que podría ser alguno de los merodeadores con malas noticias, un alivio visible se reflejó en su rostro cuando vio a Regulus, su mejor amigo que la había besado en la torre de astronomía.

Ante el recuerdo se asustó ¿volvería a besarla con tal brutalidad?

—Reg.- el sobre nombre salió lastimero y la mueca incómoda se dibujó en el rostro de Regulus.