53./ La rosa encantada 🥀

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¿Te das cuenta de lo que pudiste haber hecho?
¡Pudiste condenarnos!
¡Pudiste condenarnos a todos!
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Ciertamente Rose no es experta en muchas cosas, pero desde que su parte Banshee había decido aparecer algo dentro de ella surgia como un sexto sentido.

Y es por eso que cuando Remus la llevo a la sala de menesteres, sus pasos inmediatamente se dirigieron ha una pila de cosas en particular.

Helena Ravenclaw había pasado parte de su eternidad en el segundo plano buscando en aquella sala la peineta de su madre.

La peineta que esperaba le diera todas las respuestas.

Sus ojos nunca imaginaron que una bruja en un simple vistazo encontrase el tesoro familiar que ella jamás pudo.

—¿Eso.... es?- exclamo Remus la pregunta que todos se hacían en su cabeza.

Rose tomó la pieza de joyería con sumo cuidado, sus manos picaban de la emoción y su bello se erizaba ante el frío metal que le provocaba escalofríos.

—La peineta de mi madre.- expresó la dama de gris sin percatarse, su voz lastimera daba hincapié a qué tal vez si aún pudiese, Lena se echaría a llorar.

La respuesta al sufrimiento de las tres personas en la sala de menesteres estaba ahí, en las manos de Rose.

—¿Que deberíamos hacer?- le preguntó Remus a Lena.

La joven fantasma miró a la pareja y al ver a la joven con esos ojos diferentes, mejillas sonrojadas y porte delicado y soñador, pensó. Ella no podía usar la peineta, hacía mucho tiempo había perdido la vida, hacía mucho tiempo había muerto y olvidado la clave para salvarse, para salvarlos.

—Úsala.- dijo mirando a Rose.

Es una banshee, podrá con la responsabilidad, ella nos salvará.

Esas eran las palabras que cruzaban por la mente de Lena mientras Rose la miraba con los ojos muy abiertos, al mismo tiempo que Remus dudoso tomaba la peineta entre sus manos.

—Está es mi maldición.- dijo mirando a amabas con determinación.- Yo romperé esta condena.

Helena había sido una Ravenclaw. Corrección. Helena es una Ravenclaw por lo que cuando miro los ojos de Rose perder su brillo, rápidamente intuyo lo que se avecinaba.

Él lo sabía, sabía que habían encontrado la peineta de su madre, aquel objeto que él escondió.

Rose soltó un grito aterrador al mismo tiempo que la sala comenzó ha helarse. Los gritos tortuosos y desgarradores que provenían de Rose le erizaban la piel a Remus que intentaba acercarse a ella.

Todo en los sonidos que Rose emitía y la forma en la que su rostro se desfiguraba de la tristeza al terror y la pena, lo tenían mudo y asustado.

—Estoy aquí Bella.- la abrazó fuertemente y sintió un líquido correr por sus oídos.

Lena miraba hacia todos lados inspeccionando, parecía conocer la razón por la cual Rose lloraba.

—¡La peineta!- le gritó Lena con la voz lastimera pero llena de determinación.

—¿Que?- preguntó Remus confundido, le costaba escuchar lo que Lena gritaba.

La dama de gris se acercó hacia Remus que aún sostenía la peineta en sus manos. Este comenzaba a sentir su mano pesada. Como si la peineta trajera consigo un peso muy grande.

Tal vez un secreto muy grande.

—¡Ponle la peineta!- volvió a gritar Helena y esta vez el hombre lobo logró escucharla.

𝕽𝖔𝖘𝖊𝖘 「 𝕽𝖊𝖒𝖚𝖘 𝕷𝖚𝖕𝖎𝖓 」🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora