42./Encantado 🥀

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¿Acaso crees que no merezco lo mejor?
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La noche confortaba a las almas fugaces que ante cualquier peligro ocupaban un refugio en las sombras para ser ellos mismos.
La luna menguante acompaña sonriente ante la vista de dos jóvenes rebeldes, entregando su corazón.

Andromeda Black sentía los labios de su amante recorrer su cuello, mientras cerraba los ojos atónita ante las electrizantes sensaciones que le ocasionaba su desliz. Se sentía tan niña cuando sus manos torpes jugueteaban a la espera de causarle suspiros a su amante, y cuando lo lograba, cuando escuchaba el suspiro de su amado se sentía tan mujer.

Sin duda había cambiado y se sentía tan feliz, pero la felicidad es efímera y el amor no siempre es lo que parece.

—No te cases, quédate conmigo.-le pedía Ted mientras Andromeda atónita de amor asentía, por que en ese momento quería quedarse con el, quería regresar el tiempo y ser menos ambiciosa y egoísta por que Ted Tonks le estaba enseñando que podía ser mejor y que alguien podía amarla.

—Si....- respondió débil y con el juicio nublado, con el corazón en la mano he ingenua.

Tal ves Andromeda estaba viviendo su propio felices para siempre.

Las vacaciones navideñas habían sido un caos, desde estar comprometida y recibir la carta de odio de su primo y futuro esposo Regulus, Andromeda jamás imagino que unas semanas después terminaría enamorada de su vecino y compañero de clase Ted Tonks.

Todo le parecía irreal, Ted había aparecido en el patio de su casa una tarde que se encontraba sola, la chica confundida se acercó, nunca habían conversado pero sabía de su existencia, después de todo cursaban el mismo año y compartían algunas clases.

—¿Ted?-se extraño Andromeda al verlo, el rubio de ojos azules la miraba nervioso.- ¿qué haces aquí?

—¿Vas a casarte?-preguntó el mago ansioso, llevaba varios meses enamorado de la mediana de las hermanas Black, jamás se había atrevido a hacer algo hasta que esa mañana al leer la primera página del diario el profeta donde anunciaba su compromiso, un impulso lo llevó a acabar en el patio trasero de Andromeda.

—Si.... -le respondió la chica dudosa.- ¿Estas bien?

Andromeda se sentía nerviosa, nunca en su vida había hablado con su vecino, aunque aceptaba que era muy atractivo para ser hijo de muggles.

—No, no lo estoy.- la miro ansioso y se acercó a ella repetitivamente, peligrosamente cerca.- Te quiero.

El corazón de Andromeda se detuvo en el momento que esas dos palabras salieron de la boca de Ted, estaba perdida, nunca alguien había expresado esas dos palabras hacia ella y le dieron ganas de llorar.

—¿Qué?-le chico no lo pensó y juntó sus labios, el corazón de Andromeda se salía de su pecho, acababa de dar su primer beso.

Ted se sentía extraño, aquello se sentía correcto, aquello debía ser.

Desde aquel entonces la chica pensaba en el Hufflepuff día y noche, aguardando a encontrarlo detrás de aquel árbol en su patio trasero, anhelando aquellos momentos que robaban de sus vidas para estar juntos.

—Cásate conmigo.- aquella frase venía desde el corazón del rubio.

—¿Que?-Andromeda se había quedado atónita ante Ted como ya era una costumbre, tal ves había alucinado las palabras del rubio hasta que repitió.

—Cásate conmigo.- esta ves el rubio se alejó para ver su rostro.
-Por favor. -suplicaba.

—Pero Ted, yo voy a casarme.

—No lo hagas, no con el.-los ojos azules de Ted suplicaban.- Sabes que él no es para ti, es tu primo Andromeda ¿te das cuenta de lo enfermo que es eso?

—¡Claro que me doy cuenta!- ahora se sentía avergonzada.-Me doy cuenta y me odio por eso, me odio por que ahora lo único que quiero es tiempo para estar contigo.

Ted bajo la mirada y de su rostro rodaron las lágrimas, se sentía ansioso y perdido cada ves que Andromeda estaba lejos.

—Yo..... No puedo estar lejos de ti, me niego a vivir una vida en la que no pueda llamarte esposa.- de rodillas de dejo caer a sus pies.- Te amo, de verdad te amo y no son palabras de un adolescente encaprichado, sé que no te merezco pero quiero hacerlo.- sollozó- Andy yo quiero merecerte.

La luna como testigo del alma rota de dos amantes, y de la sonrisa alegre y calculadora del autor de aquella escena.

Desde el otro lado del lago negro escondido en la sombras y con la radiante luna brillando desde el cielo contemplando la escena de los amantes, Regulus Black sonreía con singular alegría ya que su plan estaba funcionando.

—Aumenta la dosis de la poción Kratcher.-el elfo asintió ante la orden de su joven amo.- Todo parece indicar que mi compromiso está por terminar.

—¿Está seguro amo?- el elfo doméstico solía ejecutar sin preguntar, pero algo dentro del elfo desconfiaba del juicio y las acciones de su amo.

—Te di una orden.- los ojos esmeralda brillaban en rabia.

—Si amo.- el elfo desapareció a ejecutar la orden de su joven amo.

Regulus se sentía libre, podía sentir como su prima caía en el engaño creado por el mismo, le era divertido ver como la débil de su prima caía enamorada ante las primeras palabras de afecto, al verla de ese modo Regulus casi sintió pena ante la patética cordura de su prima, aunque la agradecía ya que si no fuera por ella, jamás lograría librarse del compromiso y así en un futuro convencer a su madre lo suficientemente como para convertir a Rose Scamander en Rose Black, por que si no sentía amor, podría ser que sentía algo muy parecido.

A Regulus le gustaban las cosas hermosas, le gustaba poseer la belleza que florecía de los lugares más oscuros.

Y Rose Scamander poseía algo de oscuridad en la luz que transmitía, algo oscuro que también habitaba en él cuando Regulus vio a su tío Ceciluis morir, la alma pura y blanca Rose solo escondía la aura de muerte que algunas ves Regulus vio.

Había un secreto y Regulus quería saberlo sin importarle el precio.

Aquella flor sería suya.

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𝕽𝖔𝖘𝖊𝖘 「 𝕽𝖊𝖒𝖚𝖘 𝕷𝖚𝖕𝖎𝖓 」🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora