20. Juego Rudo

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Soo despertó casi a media mañana, se levantó de golpe mirando espantada a su alrededor y se topó con la sonrisa cálida de Hae, quien la observaba entre enojado y preocupado por ella. Instintivamente miró bajo las cobijas, echando un vistazo ruborizado a su semidesnudez.

- No ví nada que no haya observado antes noona – dijo soltando una gran carcajada

- Demonios... ¿Qué me pasó? - tenía la boca seca y hablaba con dificultad

- ¿Exactamente? No lo sé. ¿Probablemente? De alguna manera acabaste aquí con Kangin, algo sucedió entre ustedes, pero acabó mal, te quedaste llorando en el sillón y ahí te dormiste, el frío hizo lo demás. Yo te encontré desmayada en la sala.

- ¿Cómo sabes eso?

- Una parte por tus pantaletas tiradas frente al sillón y la otra porque no has dejado de decir "lo lamento YoungWoon... lo lamento tanto"

Soo se cubrió la cara con las cobijas mientras Donghae reía estruendosamente.

- Tranquila. No voy a decirle a nadie. Puedes contarme lo que sucedió y te ayudaré.

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- ¿Vas a decírmelo de una sola vez o vas a seguir dando vueltas como perro tras su cola?

Sungmin paró en seco. No sabía cómo empezar ni la reacción que obtendría, aunque eso era lo de menos. Mi problema real era cómo enfrentarla sin que me asesinara.

- Está bien, iré a buscarla. De todas maneras tengo que hablar con ella antes que todo se complique aún más.

- Soo está enferma, Donghae me corrió del departamento y...

Ni siquiera terminé de escucharlo, el simple hecho de saber que se enfermó por mi causa me partió en dos. Salí de ahí tan pronto como pude ¿Podría perdonarme? ¿Querría perdonarme?

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- ¿Está bien?

Leeteuk miraba con cara de asustado a Soo que dormía tranquilamente

- Estará bien, pasó lo que a todos los extranjeros en nuestro país, el frío hizo de las suyas enfermó de gripe y los medicamentos de aquí no le hacen gran cosa, éso es todo.

Hae miraba a Teukie con mucha seriedad y tranquilidad, tenía la excusa perfecta y más creíble de todas, Soo y su secreto estarían a salvo, al menos hasta que a GinGin se le ocurriera aparecer y ella le aventara hasta la última piedra del departamento encima, aunque él no aceptaba la violencia, sabía que el mapache se lo había buscado a pulso.

- ¿Ya comió? Voy a preparar algo para ella, una sopa rehidratante, llena de vitaminas, quizás unas verduras y...

- Ya Min le dejó de comer - respondió tranquilamente Hae

Teuk lo miró con desconfianza, se dirigió a la cocina y fue directo a la olla de sopa, primero comprobó si tenía un olor agradable, luego la probó y después de un silencioso juicio, le dijo a Hae que prepararía algo más para cuando ella estuviera consciente.

Después de darle algunas instrucciones al pez dijo que volvería más tarde, para cuando ella hubiera despertado. Justo en eso estaban cuando la figura de Kangin entró por la puerta con tal velocidad que ambos pensaron iba a estamparse directo en la pared. Su rostro lucía muy preocupado, su ropa estaba desordenada y sudaba a pesar del frío del demonio que imperaba. Teuk lo miró sorprendido y Hae no pudo evitar reír.

- ¡No por favor! - reflexionaba el líder en silencio - Tiene la misma cara que Ryeongu la otra noche...

- ¿Cómo está?

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora