14. La Sonrisa de MaSi

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No sé qué me molesta más. Saber que alguien la despreció o darme cuenta que a Wookie le interesa demasiado. Por lo visto esa mujer se da a querer muy pronto, creí solo había sido de mi parte, ahora me doy cuenta que no es así.

¿En sí qué me molesta? Debiera alegrarme que la consientan y consideren. Viéndola de manera amable es linda a su manera, observándola con ojo crítico, dista mucho del tipo de mujer que llama mi atención. No es alta, para mirarla al rostro debo estar sentado frente a ella, me marea voltear hacia abajo buscando sus ojos, hace que tenga molestias en el cuello. Había escuchado que las latinas son bajitas, pero ella es el colmo.

No es precisamente alguien que se vea bien con una playera pegada o con un vestido de noche mientras camina de mi brazo. De hecho ¿Por qué estoy pensando en ella como alguien que va a mi lado? No puedo sacarme de la cabeza la indignación ni tampoco los celos... ¿Dije celos? Jaja... ¡¡¡No!!! ¡Eso sí que no! Es como una hermana, una hermana mayor... aún así me molesta en demasía su cercanía con Wookie, tanto, que aquí estoy, frente a la puerta de su departamento con una bolsa de dulces en las manos y una rosa, alguien debe decirle que su manera de comer es extrema, por eso es tan robusta.

La puerta como siempre, abierta... Un día en verdad voy a meterle un buen susto, quizás solo así aprenda a cerrarla como se debe... ehhh... ¿Qué paso aquí? Esta es mi hora de estudio ¿De dónde salió Kangin?

- MaSi, buen día

- Hola GinGin

- Me retiro noona, nos vemos en la tarde, no me hagas esperar como la última ocasión... Adiós MaSi

- Adiós GinGin

¡Pero qué demonios! ¿Han visto dramas de comedia romántica? ¿Conocen mi drama "She was pretty"? Bueno, imaginen la escena principal donde el periodista Kim es abandonado... me sentí exactamente igual. ¿No es ridículo? No había entendido cabalmente ese sentimiento hasta este día, tengo enfrente a una mujercita descarada que me está sonriendo... corrijo... que está sonriendo por otro que no soy yo. ¿En serio está pasando ésto? Estoy pensando que en lugar de dulces lo que debí traer es un cinturón de castidad con su nombre.

- Así que GinGin es tu preferido... - dije bajo intentando no mostrar enojo

- Sí... ¿Es tan evidente? - respondió con preocupación

¡No qué va! Si fueras un animé en este justo instante saldrían corazones de tus oídos - pensé

- Parece que él lo ignora - estuve a nada de agregar un «deliberadamente»

- ¡Menos mal! No me agradaría que se sintiera incómodo en mi presencia - suspiró aliviada y yo no supe cómo tomarme esa respuesta inesperada

- ¿Han estado saliendo?

No quise soltarlo tan deliberadamente, fuí cortante, impulsivo. ¿Por qué con ella me suceden estas cosas? Es alguien capaz de sacarme de balance en dos segundos.

- Sí. Heechul, Sungmin y Kangin han estado entrenando conmigo.

- ¿Entrenando? - lo juro, me sentí un completo imbécil

- Verás... Heechul y yo hicimos una apuesta, Kangin se enteró y se lo contó a Sungmin, y se les ha ocurrido que en los momentos libres que disponen para ir al gimnasio, me llevan prácticamente arrastrando hacia ahí...

- ¿Apuesta?

- No me hagas repetirlo... en verdad es muy penoso - dijo mientras se mordía el labio inferior

- Kangin y Sungmin han apostado a mi favor, por ese motivo vienen cada tarde por mí y me han puesto a hacer circuitos...

- Sí, ahora que te miro detenidamente noona, has perdido peso ¿Qué hay de malo en ello?

- Nada... simplemente me avergüenza decir que Super Junior me puso a dieta porque soy una ELFa gorda y les arruino el caché

No pude evitar soltar una carcajada. Esa era la parte más encantadora de ella, su sarcasmo. Su habilidad para reírse de sí misma y no tomarse las cosas tan a pecho.

- Si no te agrada puedes suspenderlo, dudo que Hee te haya pedido algo que no pudieras pagar.

- Heechul es muy amable, en realidad en esa apuesta no pierdo absolutamente nada, solamente la dignidad porque me ponen a correr en la banda como hámster en rueda...

Solo de imaginarla no pude contener la risa. La ví sonreír, sonrojarse y bajar el rostro apenada, en verdad era un gesto lindo. Todavía poseía la capacidad de sonrojarse, como si fuera una niña de escolar. Sin asomo de dobles intenciones, una simple risa por aceptar sus debilidades y exponerlas sin filtro.

- ¿Que apostaste?

- Heechul puede cambiar de mí lo que desee... mejorar mi imagen

Dios. Esa sola propuesta cimbró mi mente. ¿Cómo se vería sin varios kilos de más, el cabello arreglado y maquillaje sobrio? Hee, definitivamente te pagaré ese favor de alguna manera... si hay alguien que puede crearle una imagen sexy, ése serás tú.

- ¿Y si pierdes...?

- Jajajaja... no pienso perder - dijo mientras me guiñaba un ojo - MaSi ¿Has notado que en todo este momento has hablado solo un español bastante fluído y sin problemas?

Esa respuesta me dejó mudo. Ni siquiera me había percatado de ello, estaba hablándole en su idioma natal y me sentía cómodo con ello.

- Soo, cuando ganes la apuesta, prometo que te regalaré un hermoso vestido, el más bonito que encuentre

Ni siquiera sé por qué dije eso. Simplemente salió a flote. Igual que cuando miré mis manos y ya traía una rosa del jardín de mi madre en la mano y dulces de los que me gustaban y sabía, tenían un sabor parecido a los de su país. Todo lo que hacía por ella salía solo, sin presiones, sin meditarlo demasiado, como algo natural.

- Gracias MaSi, no es ne...

- Insisto Soo, una chica debe tener al menos un vestido hermoso en su vida. ¡Ah, casi lo olvido! estos dulces son para tí, espero alivien un poco tu nostalgia

- Eish... tú lo que quieres es sabotearme la apuesta - dijo entre risas - dile a Hee que va a perder

No encontraba la forma de darle la rosa, ni siquiera se había dado cuenta que la llevaba en mano. Nunca pensé odiar a Kangin, en esos momentos y muchos más, no era mi persona favorita.

- ¿A qué hora viene por lo regular Kangin?

- Pasadas las diez. A esa hora el gimnasio es prácticamente solo para nosotros

- Ah... supongo es el mismo que está a unas cuadras ¿Verdad?

- Sí... creo que es el mismo donde entrenaban cuando eran traineés

- Bueno... quizás un día me una a ustedes, ese ambiente suena divertido

Soo agradeció mis intenciones y se dispuso a retomar el tiempo de clase. Las horas pasaron y nunca pude entregarle la rosa. No encontré el momento ideal para ello sin parecer un imbécil. Ella ni siquiera se percató de la flor. Muy probablemente sus pensamientos eran exclusivos para Kangin, eso me molestó en demasía y arruinó mi humor.

La miré comer los dulces mientras practicábamos realizando frases complejas, era como ver a un chiquillo en una tienda de postres gratis. No sabía si reírme, indignarme o regañarle. De entre todas las mujeres, tenía que gustarme una sin ápice de elegancia y con un nulo sentido de propiedad, simplemente, sonreí.

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora