28. One More Chance

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Lo primero que vió saliendo de la plataforma de embarque fué a su familia reunida. Sus padres y hermanos, sus sobrinos. Agradeció que Heechul le llenara un maletín de cosméticos carísimos, todos pensados únicamente en su tono de piel, color de ojos y cabello, armónicamente combinados.

- Debo dejarte ir sin cumplir tu parte de la apuesta... pero estoy seguro que volveremos a vernos

Eso había dicho cuando le extendió el maletín con figuritas de Disney, tan diva como sólo él podía serlo. Antes de todo, había estado enseñándole a maquillarse, desde cómo colocar la base, acentuar los rasgos, disimular imperfecciones hasta cómo hacer un outfit adecuado. No hubo manera de ponerlo en práctica, pero no dejaría de intentarlo. Después de todo, él había hecho su mejor esfuerzo firmando discos y postales para que hiciera negocio con su imágen. Al menos por ahora, había ayudado para disimular su maltrecha faz.

Por un momento creyó que Siwon aparecería como en sus dramas, con un ramo de rosas en las manos dispuesto a robársela para huir a algún destino lejano. Una leve y triste sonrisa apareció en sus labios. Obviamente no lo haría, ése sería el castigo de ambos por lo sucedido a GinGin, ella lo sabía. Era la ley de la vida, el karma.

Un día estaba en Corea viviendo un sueño y también una pesadilla, al otro estaba de vuelta en su rutina, despertar a las cuatro de la madrugada, bañarse, vestirse, salir corriendo a tomar los diversos transportes colectivos, llegar a la clínica a checar su entrada, mirar el reloj esperando pacientemente que marque cuarto para las dos y volver al hogar, sólo para hundirse en la soledad.

Pasaron dos semanas antes de que abriera su correo. En sí era algo que nunca usaba, en todo caso si Shindong quería que lo leyera, debió enviarle un whattsapp, un mensaje en msn o ya de perdida un privado en Instagram, en ese momento recordó que jamás se lo había mencionado y no pudo evitar sonreír.

Dos minutos después, estaba pensativa, simplemente no podía creerlo. A SM le había gustado tanto su labor con Super Junior, que ahora la invitaban a pertenecer al equipo de planta, tanto como traductora como maestra, esta vez para todos los idols de SM y trabajadores en general. Un empleo de planta, uno real. Sin embargo, habían mil cosas qué pensar antes de aceptar, sus padres para empezar. Shindong remató su propuesta con una sola línea «tómate el tiempo que necesites, de sobra sé no aceptarás inmediatamente. Sólo recuerda, tu destino está aquí, no huyas de él».

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- ¿Has recibido alguna contestación de su parte?

Teuk hacia la misma pregunta cada mañana a Shindong, quien le miraba con ganas de pegarle después de los primeros tres días.

- No - gruñó con gran enojo - todavía no, debes darle tiempo...

- ¿Cuánto? ¿Una semana? ¿Tres días?

- ¡El necesario para que esté dispuesta a estar aquí con todo y el corazón roto!

- O el que MaSi necesite para ir por ella... - musitó sin darse cuenta

- ¿Qué dijiste?

- Nada importante, descuida

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Ryeowook iba de un lado a otro enojado, la inminente producción de su Disco le impediría viajar por Soo. Ya tenía todo planeado, le ofrecería llevarse a sus padres con ella, incluso había visto una hermosa casa en las afueras de Seúl, en un barrio tranquilo, muy típico. Una casa completamente rústica, con jardines y un pequeño estanque artificial, estaba seguro ella la adoraría en cuanto la viese. La imaginó paseando por las canaletas, sentada bajo los árboles leyendo un libro, ambos tumbados en la hierba verde y suave, admirando la salida del sol tomados de las manos. Era un romántico imperdible y lo sabía.

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora