3. Creando Recuerdos

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La sala está en silencio. Por primer vez en la vida las lágrimas no salen, estoy inundado de ellas y las malditas se niegan a fluir. Pareces dormida, tu cara está apacible, como si lo hubieras planeado todo y esa maldita costumbre tuya de hacer lo que te venga en gana siguiera aquí, entre nosotros. Es de madrugada y todos duermen.

Wookie tiene en su regazo a Akbar, no se han soltado mutuamente desde que se conocieron. Ni siquiera tengo el valor de acercarme a ella, de mirarla a los ojos y buscarte en sus pupilas, tengo miedo de encontrarme en ellas también.

¿Qué hago? Por favor, abre los ojos y dime qué hago. Quiero sacarte de ahí, sentir tu respiración y escuchar tu risa, abrazarte fuerte. Háblame... Sé que vine demasiado tarde, sé que te abandoné muchos años y no tuve valor en aquel entonces para decir lo mucho que te amaba, ni para detenerte.

Valor. Realmente no sabía qué era el valor. Ni el amor.

- Parece dormida ¿verdad?

La voz de Donghae me sobresaltó. No sé si estuve pensando o hablando, si él había escuchado.

- La niña es muy bonita, se parece a ella de pequeña.

Lo miré sin entender bien a bien qué quería decir. Sinceramente Donghae no es el tipo de persona que sea muy claro al hablar, la más de las veces suelta pensamientos que pueden parecer inconexos. Este era uno de ellos.

- Ví sus fotos una vez... de Soo, cuando era niña. ¿Recuerdas aquél álbum viejo que trajo en su segundo viaje?

- Sí. No dejaba que nadie lo mirara.

- Nadie de ustedes, yo conozco ese álbum bien. Recuerdo esas fotos y conozco todas y cada una de sus historias.

¿Por qué carajo Hae me estaba diciendo éso? ¿Acaso era una velada confesión? ¿Es que trataba de decirme que esa pequeña era mía? Lo miré desconcertado. Ni siquiera me devolvió la mirada. Sólo se limitó a depositar una rosa morada sobre el cajón, no lloraba. Hae solía llorar por todo, pero en ésta ocasión no había derramado una sola lágrima y en ese momento me pregunté el por qué.

- Hubo un momento en que la amé también, aunque de modo diferente - susurró - ella me dió el valor que no tenía y la confianza que necesitaba.

- ¿Tú sabes quién...?

Interrumpió mi frase con su mirada tranquila pero seguía sin expresión alguna. Realmente me desesperaba no poder entender a Hae, quizás Hyuk sabría si le preguntaba.

- No sé quién es el padre de Akbal. Sé que todos la quisimos en algún pedazo de los momentos que nos regaló, la amamos de distintas formas, sé de uno que intentó transformar esos sentimientos para no perderla. Sé que otro tuvo su corazón de verdad, pero así como lo ganó también lo destrozó.

Miré a Hae buscando un motivo a sus palabras ¿Se estaba dirigiendo a mí? ¿Sabía él de la razón por la que Soo huyó aquella madrugada?

- Ella era alguien fácil de amar. Por eso no quiero ofenderla con mis lágrimas, para mí no se ha ido, siempre estará a mi lado y su recuerdo será algo muy preciado, como todo lo que me dió en su momento.

Dijo eso mientras la miraba fijamente, una sonrisa leve apareció en su rostro y sin más se dió la media vuelta para dejarse caer en un sillón junto a Hyuk, que dormía a pierna suelta. Nadie quería separarse de ella, sólo estábamos nosotros, su padre y su madre, Akbar que no había querido soltar a Wookie. Todos los demás se habían retirado a descansar para volver más tarde, cuando ella fuera llevada al crematorio.

Teuk se había encargado del Funeral. Soo lo mandó llamar después de seis años de silencio y una semana después nos instaba a viajar en calidad de urgencia, estaba agonizando.

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora