51. El sabor de un dulce (segunda parte)

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Caminó hacia la recámara, las luces estaban bajas, Ryeowook estaba de espaldas a ella, la respiración se le fué al observar su ancha espalda y sus músculos delineados a través de la camisa, aún traía puesto parte de su traje nupcial. Estaba absorto acomodando las almohadas, apilándolas en medio de la cama. Se acercó despacio, conteniendo la respiración, tomándolo de la cintura, subiendo las manos por su pecho, tenía la camisa abierta. Wook soltó un gemido ronco y echó la cabeza hacia atrás, disfrutando cómo las uñas de su esposa arañaban y recorrían su piel.

Tomó sus manos y volteó hacia ella. Su mirada eran brasas ardiendo mientras recorría el cuerpo semidesnudo frente a él. Enmarcó la ceja cuando llegó al busto y observó que aquella diminuta bata no cerraba totalmente abriéndose completamente hacia el final, dejándole ver las caderas redondas y el monte de Venus palpitante. Fijó la vista en los labios, tocándolos con los dedos despacio, abriendo suavemente su boca mientras ella cerraba los ojos esperando.

- ¿Podrías...?

Estaba hablando en coreano, su idioma sonaba atrevido e incitante. Deslizó por sus hombros la camisa, sintiendo la piel caliente bajo sus dedos. Wook no le quitaba la vista de encima, dejó caer la prenda mientras bajaba hasta su cinturón, desabrochando y dejando caer los pantalones mientras pasaba las manos por su cintura hasta su delineado trasero, atrayéndolo hacia ella, elevando el rostro buscando sus labios, pasando por su barbilla llegando a su objetivo, chupando despacio, tocando su lengua, invitándolo a hundirse.

Ryeowook saboreó su paladar suavemente, inundando su boca de la misma forma que haría con su cuerpo. La empujó despacio hacia la cama tomándola de los senos, mirándola con los ojos entornados mientras ella jadeaba lentamente, aferrándose a su cintura. Bajó las manos hacia sus caderas, palpando la forma de sus nalgas y deslizándose hacia sus muslos en un suave apretón.

Sus bocas se acoplaban perfectamente, sorbía su aliento, sentía el sabor de su saliva bajar por su garganta, un hilillo bajó por la comisura y él lo siguió con la lengua, delineando su maxilar, recorriendo la línea del cuello llegando hasta el nacimiento del busto. Se detuvo justo ahí, dejándola sentir su respiración caliente y el toque de su lengua.

Tomándola de la cadera la acomodó justo encima de las almohadas que había apilado, de tal forma que su cadera quedó elevada mientras el resto de su cuerpo descansaba sobre su espalda. Dejó que viera la firmeza de su erección al bajar sus bóxers y ella pasó la lengua entre los dientes, tocando su labio superior dejando salir un gemido ahogado.

Estiró la mano hacia el buró de la cama y tomó algo que ella no distinguió, bajó hacia su rostro, tocando sus frentes, tenía algo entre los labios

- Abre la boca

Seguía hablando en coreano y éso la volvía loca, hizo lo que le pidió y sintió resbalar su saliva entre los labios mientras depositaba suavemente un dulce. El sabor de la menta fresca invadió su garganta, Ryeowook habló en su oído, mordiendo el lóbulo y metiendo la lengua como si la penetrara haciéndola estremecerse.

- Éstas son las reglas... escúchalas atentamente... vas a mantener ese dulce en tu boca todo el tiempo... no puedes morderlo, tragarlo ni devolvérmelo... en el momento que lo hagas me detendré sea lo que sea que esté haciendo... sólo yo puedo sacarlo de tu boca... ¿Has entendido?

Soo asintió con la cabeza, manteniendo el dulce bajo su lengua para no tragarlo ni deshacerlo. Tendría que ingeniárselas para no atragantarse con él, no romperlo a causa de un orgasmo y mucho menos, dejar que saliera de su boca hasta que Wook lo reclamara. Ryeowook tomó entre sus dedos el pequeño nudo de la bata, única prenda que se interponía en su piel a piel, lo hizo tortuosamente lento dejándola sentir sus yemas subiendo y bajando en medio de sus senos.

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora