48. Pensamientos Nocturnos

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Siwon miraba desde la esquina del cuarto a InNa, quien dormía plácidamente con una mano sobre su abdomen, era una costumbre adquirida a partir de la confirmación de sus sospechas, el primer heredero de ambos venía en camino y ella lo estaba protegiendo. Se sentía culpable, un completo miserable al verla descansar de esa manera, siempre había sido un buen cristiano, había intentado llevar a cabo todo lo que sus padres y la Iglesia le inculcaron, siempre correcto, siempre pulcro, siempre bueno.

Se cuestionaba en ese instante si Soo en realidad no era una especie de ente demoniaco enviado a su vida para ponerlo a prueba. Tenía todo lo que había pedido: una mujer hermosa, una vida tranquila, éxito en lo que amaba... todo menos a Soo. ¿Kyuhyun tendría razón al decirle que sólo era un capricho? No. En el fondo sabía que no era así y ése era el motivo de su intranquilidad, de su miedo, de su poca capacidad para alegrarse por su hijo, por la mujer que descansaba en su lecho y por su vida.

- Sí, me voy a ir al infierno por esto...

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Sungmin miraba de reojo a Leeteuk, quien daba vueltas de un lado a otro en la oficina de SJLabel, Shindong rebuscaba en un alterón de documentos y se desesperaba por la falta de éxito en su búsqueda. Ambos suspiraron, Leeteuk se dejó caer sobre el sillón, hastiado, confundido y enojado. Estaba cansado de tener tantos sentimientos encontrados, por una vez en la vida quería sentir solo uno: felicidad ¿Era demasiado pedir?

- Quizás debiéramos dejarlo así...

- No digas idioteces - interrumpió Teuk - lo hemos comenzado, vamos a terminarlo...

- ¿Y si no resulta?

- Resultará - resopló Shindong - de una u otra forma vamos a librarte, a librarnos a todos...

Min bajó la cabeza fijando la vista en sus pies, sentía como esos pesados grilletes que le impedían moverse por una vez en la vida, iban a ser abiertos y retirados, esa esperanza lo abrumaba, era un sueño casi imperceptible, apenas podía tocarlo con los dedos y tenía miedo que se desvaneciera.

- !Lo encontré!

La voz de Shindong le sacó de su sopor, un leve sudor comenzó a recorrerle las manos, las sienes le golpearon y su respiración se agitó. Teuk se levantó como resorte para corroborar el descubrimiento, una gran sonrisa iluminó su rostro. Ahí estaba, un viejo documento donde se guardaban los datos de cada empleado de SM que había laborado con ellos, nombres, direcciones, fotografías.

Sungmin se acercó temblando buscando en esa vieja hoja de vida el rostro que tantos años le había atormentado, ahí estaba ella, sonriendo.

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- Ha respondido perfectamente, en una semana más daremos su alta y podrá reincorporarse a sus actividades profesionales.

Por primera vez en su vida, Ryeowook sintió alegría y frustración en un mismo momento. Tenía pendiente los ensayos de un musical que de verdad le interesaba, el papel era complejo, un músico cuya mayor fuente de inspiración era la muerte. Y por otro lado no quería dejar ir a Soo, no podía llevarla al departamento con él, Kyuhyun seguramente lo mataría y no se cansaría de hacerle maldades a ella hasta correrla de su territorio. Tampoco podía quedarse ahí, a pesar de todo había una reputación que cuidar y él no iba a permitir la envolvieran en habladurías.

Sabía que en cuanto pusiera un pie fuera de ese departamento, las obligaciones le caerían encima hasta el punto de casi asfixiarlo, programas de variedades, visitas a la radio, la promoción de su disco, grabaciones, salidas al extranjero en solitario y con el grupo, de verdad su agenda estaba atiborrada ¿En qué momento encajaría a Soo dentro de toda esa vorágine?

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora